Por Ignacio Serrano
ElEmergente.com
Edubray Ramos mostró su talento con los Tiburones de La Guaira, en la pasada temporada de la LVBP, y está en el campo de entrenamiento de los Filis de Filadelfia, intentando ganarse un lugar en las Grandes Ligas este mismo año.
Hubo un tiempo en que el prospecto no parecía destinado a brillar en el beisbol profesional, y eso es parte de una sorprendente y edificante historia, que cautiva a la prensa estadounidense.
Ramos era uno entre decenas de venezolanos que se entrenaban en la academia de los Cardenales de San Luis en el centro del país, a los 17 años de edad, cuando esa organización decidió mudar sus actividades a la República Dominicana, una de tantas academias que se han marchado ya.
“No sólo me pasó a mí, nos pasó a un montón de muchachos”, contó al diario Philadelphia Enquirer el lanzador derecho, que fue dejado en libertad, ya que los pájaros rojos no pudieron llevarse a todos sus jugadores a Quisqueya. “Fue difícil. Este es el deporte que amo, es mi pasión, y sentía que todo era una mala broma. Apenas habían pasado dos meses y se había ido”.
Ramos no lanzó entre 2011 y 2012. Buscó trabajo y lo consiguió en una contratista, limpiando pisos.
“Tenía que hacerlo, para ayudar a mi mamá”, comentó el prospecto. “Además, las cosas están difíciles en Venezuela”.
Ramos contó que nunca perdió la esperanza de tener otra oportunidad, y la consiguió gracias al agente Orlis Méndez.
El chance de mostrarse le llegó en 2013, cuando Méndez le consiguió un lugar en un try out de los cuáqueros con el scout Carlos Salas.
El buscatalentos recordaba haber visto al muchacho, cuando tiraba entre 87 y 90 millas por hora. Pero quedó impresionado al ver su mejoría.
La presencia de la academia de los Filis hizo el resto. Ramos fue firmado, participó en la hoy desaparecida Venezuelan Summer League y se ganó el viaje a Estados Unidos.
“Tira a 93-94 millas por hora y con un gancho”, expresa Carlos Arroyo, coordinador de pitcheo de Filadelfia.
Luego de un largo camino, el prospecto está a las puertas de las Grandes Ligas, con 23 años de edad.
“Y estoy muy cerca de llegar a las mayores”, aseguró en el reportaje. “Mucho más cerca de lo que algunos tal vez creen”.
La nota del Inquirer es estupenda y puede leerse haciendo click aquí. Está en inglés.
Ignacio Serrano