El Emergente
Por Ignacio Serrano
La temporada regular de las Grandes Ligas terminará este año el 4 de octubre. Dos días después, comenzarán los playoffs. Y el 7 de octubre dará inicio la temporada del beisbol venezolano.
Nunca, en las décadas recientes, la LVBP había roto sus fuegos tan temprano. Coincidirá eso con una postemporada tardía en las mayores y un calendario que se ve comprometido por la disputa de una ronda eliminatoria dividida en dos mitades, cuya parte inicial debe estar lista y resuelta el 15 de noviembre.
Nunca, pues, será más cierto el viejo adagio sobre la importancia que tienen los juegos de las primeras semanas. Con esa clasificación por puntos, no por victorias, ese 15 de noviembre al menos un equipo tendrá ya el ticket para jugar en enero.
Será interesante ver cómo se componen los rosters el día inaugural.
“Voy a tener que jugar con prospectos”, señaló un gerente. “Con peloteros muy jóvenes, que hayan terminado temprano sus temporadas, y veteranos de ligas como la de México o la Bolivariana”.
Cada oficina lo ve a su modo. Un segundo ejecutivo consultado espera que eso no se convierta en un problema. Un tercero admite estar preocupado, pero cuenta con que sus principales ligamenoristas estarán pronto a bordo.
“Van a llegar tarde y muchos quieren descansar al menos una semana”, comentó este último. “Por otro lado, vienen en forma, lo cual me tranquiliza bastante. Espero que para la primera semana de octubre estén todos reportados”.
La experiencia reciente dice que los jugadores de doble A y triple A se toman un tiempo para estar con sus familias. No hablemos ya de los bigleaguers.
“No son máquinas”, recordó un directivo. “Y pasan más de seis meses sin ver a los suyos, si contamos también los entrenamientos de primavera”.
Este año habrá que agregar mayores ausencias entre el grupo de grandeligas. El descomunal diferencial entre lo que ganan en dólares y lo que pueden recibir si venden una parte de ese dinero en el mercado no oficial, compensa con creces la falta de un salario extra en bolívares, una entrada que a menudo estaba destinada a los padres u otros parientes cercanos.
Es mucho más fácil entender casos como el de Yangervis Solarte, cuya esposa va a dar a luz. Viven en Estados Unidos. ¿Podría más la LVBP y un sueldo en bolívares que el estímulo familiar de quedarse con el recién nacido?
La lista de fatiga extrema se conocerá a finales de la semana que está por comenzar. La tendencia reciente también es hacia el endurecimiento por parte de la gran carpa. Acabamos de verlo en el caso de Wilson Contreras.
¿Cuándo se supo de una organización pidiendo que uno de sus receptores en doble A se abstuviera por completo de jugar en la pelota invernal? Es cierto, se trata de un campeón bate, pero la pregunta vale igual. El cuido excesivo hasta ahora era para con los lanzadores. Desde hace algunos años, la fatiga extrema incluye topes conservadores también para los catchers.
¿Arderá Troya? Estas líneas no son necesariamente el anuncio de un desastre. Ya el Pollito Rodríguez demostró en la 2014-2015 que de la Liga Bolivariana pueden salir figuras que garanticen el espectáculo.
Sí es, en cambio, una preocupación más para la mayoría de los gerentes, que deben tomar en cuenta un aspecto adicional al trabajar en el diseño de sus equipos.
Publicado en El Nacional, el domingo 13 de septiembre de 2015.
Por Ignacio Serrano
Henry Alejandro Rodríguez, "Pollito" |
Nunca, en las décadas recientes, la LVBP había roto sus fuegos tan temprano. Coincidirá eso con una postemporada tardía en las mayores y un calendario que se ve comprometido por la disputa de una ronda eliminatoria dividida en dos mitades, cuya parte inicial debe estar lista y resuelta el 15 de noviembre.
Nunca, pues, será más cierto el viejo adagio sobre la importancia que tienen los juegos de las primeras semanas. Con esa clasificación por puntos, no por victorias, ese 15 de noviembre al menos un equipo tendrá ya el ticket para jugar en enero.
Será interesante ver cómo se componen los rosters el día inaugural.
“Voy a tener que jugar con prospectos”, señaló un gerente. “Con peloteros muy jóvenes, que hayan terminado temprano sus temporadas, y veteranos de ligas como la de México o la Bolivariana”.
Cada oficina lo ve a su modo. Un segundo ejecutivo consultado espera que eso no se convierta en un problema. Un tercero admite estar preocupado, pero cuenta con que sus principales ligamenoristas estarán pronto a bordo.
“Van a llegar tarde y muchos quieren descansar al menos una semana”, comentó este último. “Por otro lado, vienen en forma, lo cual me tranquiliza bastante. Espero que para la primera semana de octubre estén todos reportados”.
La experiencia reciente dice que los jugadores de doble A y triple A se toman un tiempo para estar con sus familias. No hablemos ya de los bigleaguers.
“No son máquinas”, recordó un directivo. “Y pasan más de seis meses sin ver a los suyos, si contamos también los entrenamientos de primavera”.
Este año habrá que agregar mayores ausencias entre el grupo de grandeligas. El descomunal diferencial entre lo que ganan en dólares y lo que pueden recibir si venden una parte de ese dinero en el mercado no oficial, compensa con creces la falta de un salario extra en bolívares, una entrada que a menudo estaba destinada a los padres u otros parientes cercanos.
Es mucho más fácil entender casos como el de Yangervis Solarte, cuya esposa va a dar a luz. Viven en Estados Unidos. ¿Podría más la LVBP y un sueldo en bolívares que el estímulo familiar de quedarse con el recién nacido?
La lista de fatiga extrema se conocerá a finales de la semana que está por comenzar. La tendencia reciente también es hacia el endurecimiento por parte de la gran carpa. Acabamos de verlo en el caso de Wilson Contreras.
¿Cuándo se supo de una organización pidiendo que uno de sus receptores en doble A se abstuviera por completo de jugar en la pelota invernal? Es cierto, se trata de un campeón bate, pero la pregunta vale igual. El cuido excesivo hasta ahora era para con los lanzadores. Desde hace algunos años, la fatiga extrema incluye topes conservadores también para los catchers.
¿Arderá Troya? Estas líneas no son necesariamente el anuncio de un desastre. Ya el Pollito Rodríguez demostró en la 2014-2015 que de la Liga Bolivariana pueden salir figuras que garanticen el espectáculo.
Sí es, en cambio, una preocupación más para la mayoría de los gerentes, que deben tomar en cuenta un aspecto adicional al trabajar en el diseño de sus equipos.
Publicado en El Nacional, el domingo 13 de septiembre de 2015.