El Emergente
Por Ignacio Serrano
¿Cuántos aficionados esperaban 30 jonrones y 100 empujadas de Pablo Sandoval, tras firmar el millonario contrato que actualmente le ata con los Medias Rojas? Muchos, ¿verdad?
Es injusto. El Panda nunca ha sacado 30 pelotas del campo en una temporada ni ha llegado a 100 remolques en una campaña. ¿Por qué debería hacerlo este año? ¿Acaso porque Boston le dio un pacto multianual de casi 100 millones de dólares?
Los patirrojos actuaron según el mercado, de acuerdo con lo que dictaban la oferta y la demanda. El carabobeño se limitó a aceptar la propuesta que consideraba mejor. Es exactamente lo que cualquiera de nosotros habría hecho.
¿Qué habría que esperar de Sandoval? Que batee sobre .300 de average. Ya antes lo ha hecho. Que suelte 25 jonrones. Que su OPS supere los .900, una cifra de élite que pocos alcanzan. Ya lo ha hecho antes y perfectamente podría hacerlo otra vez.
El antesalista está lejos de esos guarismos, lo que deja en claro que está en deuda consigo mismo. No es una deuda en los términos que algunos piensan. Le adeuda a su propio historial, algo que podría saldar en octubre, como otras veces, siempre y cuando su escuadra pueda llegar hasta allá.
¿Podrán los Medias Rojas? Necesitan, entre otras cosas, una vigorosa segunda mitad del porteño. Eso es una serpiente que se muerde la cola.
El Panda es uno entre varios venezolanos cuyo desempeño en la primera parte del torneo se quedó corto respecto a las expectativas existentes al momento del spring training.
Asdrúbal Cabrera es otro ejemplo. El campocorto venezolano con más vuelacercas en una temporada ha sufrido para mantener su average sobre .200 en 2015. Es un potencial agente libre en noviembre y ha sufrido un largo slump de tres meses.
Carlos González también dejó varias cuentas por pagar en la primera mitad, aunque justo es reconocer que ha empezado a levantar sus promedios desde hace semanas. El sempiterno candidato al 30-30 está luchando para colocarse más allá de .260, aunque tiene un ritmo que, de mantenerse, podría llevarle a números más semejantes a la media de su carrera.
Robinson Chrinos y Elvis Andrus también entran en esta cuenta. Especialmente, después de pasar todo el invierno boreal en el norte, preparándose para la campaña, cumpliendo con una intensa etapa de acondicionamiento físico.
Víctor Martínez sufrió algo semejante, debido a las lesiones. Ahora que está sano, va rumbo a los .300, con buen paso.
También le ocurrió a Omar Infante, con astillas en el codo y otros problemas físicos. Recién comienza a levantar su ofensiva.
Aníbal Sánchez y, en cierto modo, Carlos Carrasco han hecho menos desde la lomita que lo esperado de ellos en febrero.
Alexi Amarista también está en mora. Difícilmente ha podido cruzar la Línea de Mendoza, esos .200 puntos que no enriquecen y sí empobrecen a muchos.
¿Entra aquí Rougned Odor? No pareciera. Desde que regresó de las menores ha estado encendido. ¿Y Wilson Ramos? Pareciera, por la falta de extrabases y un average más cercano que a .250 que a .300.
Todos ellos comparten con Pablo Sandoval la necesidad de levantar sus estadísticas. También comparten un consuelo: les queda toda la segunda mitad para lograrlo.
Publicado en El Nacional, el miércoles 14 de julio de 2015.