Ramón Cabrera se une este martes a su padre Alex como pareja de criollos en las mayores. Sólo tres veces ha ocurrido que una dupla de padre e hijo venezolanos se visten de grandeligas
Ramón Cabrera fue un prospecto de alto vuelo en Pittsburgh y Detroit, un catcher muy bateador que prometía grandes cosas, pero nunca recibió el llamado a las Grandes Ligas. Quizás por ello el júbilo de sus cercanos fuera tan grande, al saberse la noticia de que será parte de los Rojos.
Ana Bello, compañera sentimental del receptor caraquista, aseguró a través de su cuenta personal en Twitter que la espera de su pareja terminó.
“Gracias, mi Dios”, exclamó Bello. “Eternamente agradecida contigo, Señor. Contigo, mi Virgen de Betania. Súmenle un grandeliga más a nuestro país”.
“Fue un día mágico, inesperado”, agregó la modelo. “Como mujer, me siento realizada al haber acompañado al hombre más maravilloso en este duro camino hacia una meta que hoy vemos consagrada. Sueno repetitiva, pero es parte de lo que hoy sentimos. No existen palabras para expresarlo. Mi corazón está desbordado de felicidad”.
MLB.com ni el departamento de medios de Cincinnati, el equipo al que pertenece el careta, confirmaron la noticia en primera instancia.
Será histórica la inclusión de Cabrera en el roster de 40 y su eventual presencia en el roster activo. Su padre Alex fue inicialista de Arizona en 2000, lo que les convertirá apenas en la tercera pareja de padre e hijo venezolanos con estatus de bigleaguers.
Los Armas iniciaron la inusual cuenta. Antonio jugó en las mayores entre 1976 y 1989. Su hijo Tony lo hizo entre 1999 y 2008.
Los Torrealba ampliaron la lista. Pablo estuvo arriba entre 1975 y 1979. Su hijo Steve lo hizo entre 2001 y 2002.
Los Escobar la completaron. José pasó por el cielo del beisbol en 1991. Su hijo Edwin lo hizo e 2014.
No son las únicas familias criollas con múltiple abolengo en la MLB, un conteo que comenzó nada menos que con el apellido fundador de la embajada nacional: los Carrasquel. El Patón fue tío de Alfonso Carrasquel y tío abuelo de Cristóbal Colón.
En la zaga de padres e hijos criollos, ninguno ha compartido posición. El primer Armas fue jardinero y el segundo lanzador. El Torrealba original fue monticulista y su vástago receptor. El Escobar de 1991 defendía el cuadro, el de 2014 es tirador.
Así sucederá con los Cabrera, mascotador uno e inicialista el otro, cuando se confirme la esperada entrada de Ramón al roster de Cincinnati.
Publicado en El Nacional, el martes 1° de septiembre de 2015.
Ana Bello, compañera sentimental del receptor caraquista, aseguró a través de su cuenta personal en Twitter que la espera de su pareja terminó.
“Gracias, mi Dios”, exclamó Bello. “Eternamente agradecida contigo, Señor. Contigo, mi Virgen de Betania. Súmenle un grandeliga más a nuestro país”.
“Fue un día mágico, inesperado”, agregó la modelo. “Como mujer, me siento realizada al haber acompañado al hombre más maravilloso en este duro camino hacia una meta que hoy vemos consagrada. Sueno repetitiva, pero es parte de lo que hoy sentimos. No existen palabras para expresarlo. Mi corazón está desbordado de felicidad”.
MLB.com ni el departamento de medios de Cincinnati, el equipo al que pertenece el careta, confirmaron la noticia en primera instancia.
Será histórica la inclusión de Cabrera en el roster de 40 y su eventual presencia en el roster activo. Su padre Alex fue inicialista de Arizona en 2000, lo que les convertirá apenas en la tercera pareja de padre e hijo venezolanos con estatus de bigleaguers.
Los Armas iniciaron la inusual cuenta. Antonio jugó en las mayores entre 1976 y 1989. Su hijo Tony lo hizo entre 1999 y 2008.
Los Torrealba ampliaron la lista. Pablo estuvo arriba entre 1975 y 1979. Su hijo Steve lo hizo entre 2001 y 2002.
Los Escobar la completaron. José pasó por el cielo del beisbol en 1991. Su hijo Edwin lo hizo e 2014.
No son las únicas familias criollas con múltiple abolengo en la MLB, un conteo que comenzó nada menos que con el apellido fundador de la embajada nacional: los Carrasquel. El Patón fue tío de Alfonso Carrasquel y tío abuelo de Cristóbal Colón.
En la zaga de padres e hijos criollos, ninguno ha compartido posición. El primer Armas fue jardinero y el segundo lanzador. El Torrealba original fue monticulista y su vástago receptor. El Escobar de 1991 defendía el cuadro, el de 2014 es tirador.
Así sucederá con los Cabrera, mascotador uno e inicialista el otro, cuando se confirme la esperada entrada de Ramón al roster de Cincinnati.
Publicado en El Nacional, el martes 1° de septiembre de 2015.