El Emergente
Ignacio Serrano
Daniel Mayora fue un buen pelotero con los Leones. Quien lo niegue, se deja llevar por la antipatía y no por los resultados.
La historia del beisbol se escribe con números, y los del varguense fueron buenos. En ocho temporadas, bateó para .277, con un excelente promedio de embasado de .372 y un OPS de .777.
Todas esas cifras son superiores al promedio de la LVBP. Por eso, se equivoca o se deja llevar por sus sentimientos quien diga que el infielder fue un fardo para el Caracas.
Tampoco fue una estrella como Jesús Aguilar o Franklin Gutiérrez, ciertamente. Fue un buen pelotero, que vivió un deficiente campeonato 2015-2016 y protagonizó una curiosa ruptura con una parte de la afición, esa que compra abonos y participa en las redes sociales.
Ya que no era un emblema del equipo y sufrió un bajón reciente, era de entender que se convirtiera en pieza de cambio. Queda por ver, entonces, si los capitalinos ganaron más de lo que perdieron en esta transacción con los Bravos, en la que adquirieron al shortstop Wilfredo Tovar.
Mayora cumplirá 31 años de edad en julio, Tovar tiene 24. Ya por allí, los melenudos ganan algo. Ambos son infielders, pero aunque el primero puede defender también el left, la principal posición del segundo es el short, un lugar clave, lo que también ofrece una ventaja a los felinos.
¿Hay diferencias ofensivas? Pues sí, muchas, y en este caso no son favorables a los metropolitanos.
Tovar batea de por vida en la LVBP para .228, con un promedio de embasado de .269 y .571 de OPS. Ha ido mejorando sus números en las menores, pero todavía tiene una deuda en cuanto a la disciplina en el home y el total de extrabases.
Quizás la gerencia caraquista haya prestado atención a dos detalles que pueden ser cruciales: el slugging de Mayora cayó a un árido registro en la última zafra, con apenas .306, y hoy juega en Italia, lo que podría acelerar la baja en su nivel competitivo.
Ojo, Junior Guerra y antes Oscar Salazar salieron del país mediterráneo con destino a las Grandes Ligas. Y el descenso en la producción de extrabases en la 2015-2016 pudiera ser transitorio. Esa es la apuesta de Margarita.
La especialidad de Tovar hace que valga la pena el riesgo. Es torpedero y tiene buen guante. Posiblemente esté disponible durante buena parte del torneo, porque actúa mayormente en Triple A, a pesar de su experiencia en la MLB.
Alex González ya no juega en las paradas cortas. ¿Regresará Dixon Machado? No es seguro. ¿Jugará Asdrúbal Cabrera? Quiere, pero no lo garantiza. ¿Y Gregorio Petit? Ya faltó en la pasada campaña y vive en Estados Unidos.
La generación de relevo aún no está lista para asumir la titularidad. Tovar ofrece estabilidad en un sitio clave.
¿Y si Mayora florece en Nueva Esparta, como florecieron Salazar o José Castillo después de los 30 años de edad? Es parte del riesgo que conlleva todo cambio de jugadores.
Vale la pena la apuesta, porque la última temporada ha podido ser un aviso de decadencia para el antesalista.
Y sobre todo, vale porque, rota la relación con una parte de la fanaticada, cada vez parecía menos posible que le fuera factible sobreponerse a la presión de ser abucheado por su propia tribuna, un aspecto que quizás influyó, quizás no, en la sequía de extrabases que terminó enviándole a otro club.
Publicado en El Nacional, el jueves 8 de junio de 2016.