El Emergente
Ignacio Serrano
Es una historia que se repite. Hace dos años, cuando José Altuve se llevó la corona, el guayanés escoltó a su compatriota.
Y es que Martínez, en teoría, cuenta con una ventaja: es un toletero ambidiestro, lo cual le pone en una posición favorable, pues nunca verá pitchers de la misma mano.
Si eso es así, ¿por qué, entonces, tan pocos ambidiestros han ganado el título de bateo?
Ha ocurrido, por supuesto. El gran Pete Rose, el hombre que ha dado más hits en las Grandes Ligas, encabezó la Nacional tres veces, en 1968, 1969 y 1973, labrando así parte de su fama.
En todo el siglo 21 sólo lo han conseguido tres jugadores. José Reyes fue el último en el viejo circuito, en 2011. Allí también lo consiguió Chipper Jones, en 2008. Y Bill Mueller lo ganó en la Americana, en 2003.
Está claro que los ambidiestros son minoría. Eso influye. La enorme mayoría de bigleaguers son derechos o zurdos, no ambas cosas. Luego, el juego de probabilidades reduce la posibilidad de ver más bateadores de ambas manos en el cuadro de honor.
Grandes estrellas han brillado gracias a esa característica. Mickey Mantle tenía tanta fuerza a uno como a otro lado del plato. Y por cierto, fue el rey del viejo circuito en 1956.
Eddie Murray, Roberto Alomar y Frankie Frisch están junto a Mantle en el Salón de la Fama. Rose debería estarlo, de no haber resultado un pillastre después de su retiro. Jones entrará en breve. Algunos creen que Bernie Williams tiene una carrera que merece una placa en Cooperstown.
George Davis, exaltado a través del Comité de Veteranos, labró su talento en el siglo 19. Lance Berkman y Chili Davis son casos más recientes. Pero en realidad, los ambidiestros no abundan.
Un reportaje publicado por el diario Los Angeles Times en 2015 destacaba que se trata de un arte en extinción. Por eso, usamos el motor de búsqueda de Baseball Reference, para saber si la afirmación es cierta.
Hubo un auge en la Era de los Esteroides. En 1995, 33 de los 139 toleteros que consiguieron el mínimo de apariciones legales se paraban a ambos lados del plato. Resulta una época referencial.
Antes fueron menos. En 1975, por ejemplo, apenas eran 14 de 127. Y en 1955, sólo 5 de 86.
Después del alza de los años 90, la cifra volvió a bajar. En 2015, de hecho, fueron 17 en un universo de 142 peloteros de posición.
Conforme se va hacia atrás, el número se reduce. En 1940 fueron sólo 2. En 1920 apenas 10. Tan lejos como 1901 únicamente fueron 13.
Menos de 10 por ciento de los bigleaguers tiene esa habilidad. Se justifica entonces que menos de 10 por ciento de las coronas de bateo hayan ido a parar a sus sienes.
En la Nacional, lo lograron Rose, Reyes, Jones, Terry Pendleton (en 1991), Willie McGee (1985 y 1990) y Tim Raines (1986). Son nueve ocasiones en más de un siglo.
En la Americana, la lista incluye a Mueller, Mantle, Williams (1998) y Willie Wilson (1982).
En la Asociación Americana lo consiguió Tommy Tucker (1889).
V-Mart tiene una ventaja sobre los pitchers rivales, como ambidiestro. Y paradójicamente, por ser ambidiestro podría convertirse en una rareza, en caso de terminar como campeón bate.
Publicado en El Nacional, el miércoles 8 de junio de 2016.