El agente ha hecho crecer su firma, y es uno de los pocos venezolanos certificados para representar jugadores al máximo nivel
Víctor Gómez
ElEmergente.com
El nombre de Félix Olivo está hoy asociado a prestigio, después de todo es uno de los agentes venezolanos certificados por la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas, un selecto club al que también pertenecen Gustavo Vásquez y Félix Luzón.
Al mirar en perspectiva, el camino para llegar a este lugar, Olivo recuerda como el béisbol siempre estuvo presente en su familia. Desde el consejo legislativo del estado Carabobo, su padre, el abogado carabobeño y ex gobernador de la entidad, Félix Leonte Olivo, fue uno de los artífices de llevar a Magallanes a Valencia.
Para Félix, como para Carlos, su hermano, era frecuente ver a peloteros y figuras relacionadas con la nave, visitar su hogar, ahí comenzó su amor por el béisbol, el mismo que lo llevó a soñar con los diamantes primero como pelotero y luego como agente profesional.
Olivo destacó en béisbol menor y representó a su liga en campeonatos estadales y al estado Carabobo en Nacionales, antes de ir a Estados Unidos a estudiar. “El deporte siempre en mi juventud fue una manera de relacionarse”, subrayó.
Su práctica deportiva continuó en la unión americana, donde incluso participó en varios torneos regionales y cosechó varios galardones. Al regresar a Venezuela y aunque su padre tenía objeciones, logró practicar con Magallanes, “En una travesura de muchacho, tomé los contactos de mi padre y llamé al presidente de los Navegantes del Magallanes, para entonces, Don Santiago Sánchez González y le pedí la oportunidad de probar con el equipo. Finalmente me uniformé y llegué a practicar. Entrando al dugout de Magallanes, Alfredo Torres me llamó cuando pasé por el lado de su locker y me dijo que ese era un lugar como otro y que debía saludar a todos, algo que no había hecho quizá por descuido, pero que me demostró que ahí adentro también son una familia", prosiguió.
"Vi que pasaban los días y no jugaba, entonces decidí regresar a Estados Unidos a culminar mis estudios. Una vez me gradué, empecé a leer en periódicos el trabajo de los agentes en cuanto a los contratos que conseguían para sus peloteros y me dije a mí mismo que eso quería ser. En ese momento había muchas academias de equipos de Grandes Ligas aquí (en Venezuela), quizá la más emblemática fue la de Astros de Houston”, recordó.
Junto a su hermano Carlos, Félix decidió fundar la academia en un campo que en principio les ayudó, el del complejo deportivo La Villa, en Valencia, pero que con el tiempo se fue quedando corto. Luego mudaron su escuela a otros terrenos como el de la Universidad de Carabobo y el de La Libertad, antes de establecerse en el complejo Polar de San Joaquín, donde funciona actualmente.
“Era una época en la que los scouts de Grandes Ligas estaban acostumbrados a tratar directamente con los padres de los jugadores y no con los agentes y en cierto modo fuimos pioneros en este negocio. Al principio mucha gente no creía en lo que estábamos haciendo. Nosotros nos íbamos a buscar jugadores a sectores populares, donde fuera, así fuera el sector más humilde y poco a poco así fue creciendo nuestra cartera de clientes”, apuntó.
Una vez establecido el proyecto, Olivo tuvo la visión de no dejar a los jugadores una vez concretada la firma, sino de ir más allá y representarlos. Fue de esta manera, cuando formó parte del grupo West Coast Sports Managemente, al que llevó a varios de sus clientes como Martín Pérez y Héctor Sánchez, a quienes aún representa. Aunque la relación con esa empresa, presidida por el exgerente de los Dodgers de Los Angeles, Dave Evans, no continuó, después trabajó con uno de los agentes más importantes de la industria, Fernando Cuza, quien manejaba los contratos de Pedro Martínez y actualmente representa a Miguel Cabrera.
“Todo el aprendizaje adquirido durante varios años, me llevó a ir un paso más allá y buscar la certificación. Eso me permitió seguir creciendo e incluso discutir contratos ya a nivel de Grandes Ligas. Por supuesto, siempre tienes que tener conocimiento del mercado, estar actualizado. No es un trabajo fácil, pero que gracias a Dios hemos podido llevar con éxito”.
El valor de la familia. Félix reconoce que nada de lo que es OL Baseball Group hubiera sido posible actualmente sin el apoyo de su familia. “Afortunadamente mi familia ha estado muy involucrada. Mi esposa Maria Pía, me ha dado todo el empuje necesario que una mujer da en una familia, ayudándome en labores administrativas. Mi hermano Carlos está al frente de las operaciones de la academia desde hace cinco años, aquí en Venezuela. Mi hija Katherine, me ha ayudado mucho con las redes sociales y toda esa parte que es tan importante y mi hijo Félix Leonardo, estudia Gerencia deportiva, con lo que espero que algún día esté al frente de la firma¨, apuntó.
Olivo reconoce que Carlos, su hermano, precisamente fue quien le ayudó en un momento determinado. “Cuando estábamos comenzando, mi hermano Carlos, apostó también a este proyecto y afortunadamente el trabajo rindió frutos. Esta labor que hacemos tiene mucho de familiar, porque los jugadores terminan convirtiéndose en familia de uno, pues estamos a disposición de ellos 24 horas los siete días a la semana, los doce meses del año”.
Una labor que no se detiene. Félix Olivo tiene muchas anécdotas coleccionadas en años de ejercicio como agente de béisbol. Una de las más notorias tiene que ver con el actual receptor de los Nacionales de Washington, José Lobatón. “José se acercó a mí y me dijo: ‘He escuchado cosas muy buenas de usted como agente y quiero que me represente. Yo soy amigo de Ramón Flores y de Ernesto Mejía’, en ese momento comencé a escucharlo con más atención y después de verlo decidí representarlo. Al poco tiempo lo vió el scout de los Padres de San Diego, ese día José estuvo muy bien y lo firmaron. Cuando le dije que había conseguido un acuerdo, ese muchacho comenzó a dar saltos, parecía que le iba a dar algo, cuando le dije que había sido por 80.000 dólares, la emoción fue mucho mayor”.
Hoy en día, la agencia OL Baseball Group es una de las más reconocidas, de su programa han salido siete grandeligas y entre sus clientes están Martín Pérez, Ramón Flores, Jean Machí y Héctor Sánchez, peloteros ya con experiencia; sin embargo un grupo de jóvenes viene en ascenso. “Me atrevería a decir que Yohander Méndez, quien jugó ya aquí con Magallanes, es uno de los próximos grandeligas, por ahí vienen en ascenso también José Alvarado, quien ha demostrado su talento este año en clase A media de los Rays de Tampa Bay. José Castillo de los Rays de Tampa Bay, por solo mencionar algunos de los que vienen en ascenso. Es una bonita sensación, cuando te sientas a discutir contrato con un gerente de Grandes Ligas, pero también cuando consigues la primera oportunidad para un muchacho que va a firmar al profesional”, indicó Félix.
Para el proceso de firmas del 2 de julio, se asoman varios nombres de potenciales prospectos y David García, es uno de los que más ha llamado la atención. “El trabajo no para y mientras eso suceda, veremos los frutos cosechados”, cerró.
Víctor Gómez
Víctor Gómez
ElEmergente.com
El nombre de Félix Olivo está hoy asociado a prestigio, después de todo es uno de los agentes venezolanos certificados por la Asociación de Peloteros de Grandes Ligas, un selecto club al que también pertenecen Gustavo Vásquez y Félix Luzón.
Al mirar en perspectiva, el camino para llegar a este lugar, Olivo recuerda como el béisbol siempre estuvo presente en su familia. Desde el consejo legislativo del estado Carabobo, su padre, el abogado carabobeño y ex gobernador de la entidad, Félix Leonte Olivo, fue uno de los artífices de llevar a Magallanes a Valencia.
Para Félix, como para Carlos, su hermano, era frecuente ver a peloteros y figuras relacionadas con la nave, visitar su hogar, ahí comenzó su amor por el béisbol, el mismo que lo llevó a soñar con los diamantes primero como pelotero y luego como agente profesional.
Olivo destacó en béisbol menor y representó a su liga en campeonatos estadales y al estado Carabobo en Nacionales, antes de ir a Estados Unidos a estudiar. “El deporte siempre en mi juventud fue una manera de relacionarse”, subrayó.
Su práctica deportiva continuó en la unión americana, donde incluso participó en varios torneos regionales y cosechó varios galardones. Al regresar a Venezuela y aunque su padre tenía objeciones, logró practicar con Magallanes, “En una travesura de muchacho, tomé los contactos de mi padre y llamé al presidente de los Navegantes del Magallanes, para entonces, Don Santiago Sánchez González y le pedí la oportunidad de probar con el equipo. Finalmente me uniformé y llegué a practicar. Entrando al dugout de Magallanes, Alfredo Torres me llamó cuando pasé por el lado de su locker y me dijo que ese era un lugar como otro y que debía saludar a todos, algo que no había hecho quizá por descuido, pero que me demostró que ahí adentro también son una familia", prosiguió.
"Vi que pasaban los días y no jugaba, entonces decidí regresar a Estados Unidos a culminar mis estudios. Una vez me gradué, empecé a leer en periódicos el trabajo de los agentes en cuanto a los contratos que conseguían para sus peloteros y me dije a mí mismo que eso quería ser. En ese momento había muchas academias de equipos de Grandes Ligas aquí (en Venezuela), quizá la más emblemática fue la de Astros de Houston”, recordó.
Junto a su hermano Carlos, Félix decidió fundar la academia en un campo que en principio les ayudó, el del complejo deportivo La Villa, en Valencia, pero que con el tiempo se fue quedando corto. Luego mudaron su escuela a otros terrenos como el de la Universidad de Carabobo y el de La Libertad, antes de establecerse en el complejo Polar de San Joaquín, donde funciona actualmente.
“Era una época en la que los scouts de Grandes Ligas estaban acostumbrados a tratar directamente con los padres de los jugadores y no con los agentes y en cierto modo fuimos pioneros en este negocio. Al principio mucha gente no creía en lo que estábamos haciendo. Nosotros nos íbamos a buscar jugadores a sectores populares, donde fuera, así fuera el sector más humilde y poco a poco así fue creciendo nuestra cartera de clientes”, apuntó.
Una vez establecido el proyecto, Olivo tuvo la visión de no dejar a los jugadores una vez concretada la firma, sino de ir más allá y representarlos. Fue de esta manera, cuando formó parte del grupo West Coast Sports Managemente, al que llevó a varios de sus clientes como Martín Pérez y Héctor Sánchez, a quienes aún representa. Aunque la relación con esa empresa, presidida por el exgerente de los Dodgers de Los Angeles, Dave Evans, no continuó, después trabajó con uno de los agentes más importantes de la industria, Fernando Cuza, quien manejaba los contratos de Pedro Martínez y actualmente representa a Miguel Cabrera.
“Todo el aprendizaje adquirido durante varios años, me llevó a ir un paso más allá y buscar la certificación. Eso me permitió seguir creciendo e incluso discutir contratos ya a nivel de Grandes Ligas. Por supuesto, siempre tienes que tener conocimiento del mercado, estar actualizado. No es un trabajo fácil, pero que gracias a Dios hemos podido llevar con éxito”.
El valor de la familia. Félix reconoce que nada de lo que es OL Baseball Group hubiera sido posible actualmente sin el apoyo de su familia. “Afortunadamente mi familia ha estado muy involucrada. Mi esposa Maria Pía, me ha dado todo el empuje necesario que una mujer da en una familia, ayudándome en labores administrativas. Mi hermano Carlos está al frente de las operaciones de la academia desde hace cinco años, aquí en Venezuela. Mi hija Katherine, me ha ayudado mucho con las redes sociales y toda esa parte que es tan importante y mi hijo Félix Leonardo, estudia Gerencia deportiva, con lo que espero que algún día esté al frente de la firma¨, apuntó.
Olivo reconoce que Carlos, su hermano, precisamente fue quien le ayudó en un momento determinado. “Cuando estábamos comenzando, mi hermano Carlos, apostó también a este proyecto y afortunadamente el trabajo rindió frutos. Esta labor que hacemos tiene mucho de familiar, porque los jugadores terminan convirtiéndose en familia de uno, pues estamos a disposición de ellos 24 horas los siete días a la semana, los doce meses del año”.
Una labor que no se detiene. Félix Olivo tiene muchas anécdotas coleccionadas en años de ejercicio como agente de béisbol. Una de las más notorias tiene que ver con el actual receptor de los Nacionales de Washington, José Lobatón. “José se acercó a mí y me dijo: ‘He escuchado cosas muy buenas de usted como agente y quiero que me represente. Yo soy amigo de Ramón Flores y de Ernesto Mejía’, en ese momento comencé a escucharlo con más atención y después de verlo decidí representarlo. Al poco tiempo lo vió el scout de los Padres de San Diego, ese día José estuvo muy bien y lo firmaron. Cuando le dije que había conseguido un acuerdo, ese muchacho comenzó a dar saltos, parecía que le iba a dar algo, cuando le dije que había sido por 80.000 dólares, la emoción fue mucho mayor”.
Hoy en día, la agencia OL Baseball Group es una de las más reconocidas, de su programa han salido siete grandeligas y entre sus clientes están Martín Pérez, Ramón Flores, Jean Machí y Héctor Sánchez, peloteros ya con experiencia; sin embargo un grupo de jóvenes viene en ascenso. “Me atrevería a decir que Yohander Méndez, quien jugó ya aquí con Magallanes, es uno de los próximos grandeligas, por ahí vienen en ascenso también José Alvarado, quien ha demostrado su talento este año en clase A media de los Rays de Tampa Bay. José Castillo de los Rays de Tampa Bay, por solo mencionar algunos de los que vienen en ascenso. Es una bonita sensación, cuando te sientas a discutir contrato con un gerente de Grandes Ligas, pero también cuando consigues la primera oportunidad para un muchacho que va a firmar al profesional”, indicó Félix.
Para el proceso de firmas del 2 de julio, se asoman varios nombres de potenciales prospectos y David García, es uno de los que más ha llamado la atención. “El trabajo no para y mientras eso suceda, veremos los frutos cosechados”, cerró.
Víctor Gómez