El Emergente
Ignacio Serrano
No hay combinación más difícil en el beisbol que la mezcla de poder y velocidad. Por eso es tan arduo alcanzar el 30-30.
José Altuve es un inesperado candidato al club donde sólo aparece un venezolano. Bob Abreu lo consiguió dos veces, a comienzos de la década pasada, y así se granjeó su bien ganada reputación de haber sido el bateador más completo de la embajada nacional en las Grandes Ligas.
Ser el más completo no significa, necesariamente, ser el mejor bateador. Miguel Cabrera no tiene velocidad, no da triples ni roba bases. Tampoco Andrés Galarraga. Abreu tenía la virtud de hacer un poco de todo, y hacerlo bien, aunque en ciertas áreas del juego fuera superado por colegas y paisanos.
Ahora surge Altuve, que llegó al fin de semana como líder de la Liga Americana tanto en cuadrangulares (9) como en estafas (10). Eso, para quienes gustan de las proyecciones, le pone en ritmo de terminar la temporada con 49 vuelacercas y 54 escamoteos.
Es casi imposible, y seguramente bajará el ritmo en algún momento. Porque toda campaña tiene altos y bajos. Pero es divertido pararse en el medio del camino y hacer la regla de tres. De hecho, también lograría 76 tubeyes, 151 anotadas, 103 empujadas y 81 bases por bolas. Sería una de las cosechas más extraordinarias de todos los tiempos.
Eric Davis fue el primero en dar más de 30 bambinazos y robar más de 50 almohadillas en la misma zafra. De no ser por las lesiones, hoy podría estar en el Salón de la Fama. Sus mayores hazañas ocurrieron antes de la Era de los Esteroides, lo que multiplica sus logros y el asombro que causan.
En 1986, con los Rojos, tuvo un torneo de 27 tablazos para la calle y tomó 80 cojines. Y un año después, tuvo su inolvidable justa de 37 jonrones y 50 estafas.
Barry Bonds también lo consiguió, cuando cerró 1990 con 33 y 52. Por eso fastidia tanto que luego se haya dopado de manera sistemática, estropeando la reputación de alguien que iba a ser el más completo de todos los tiempos sin esa ayuda, con un lugar en Cooperstown que, de no ser por eso, habría sido indiscutible.
La Era de los Esteroides hizo que el 30-30 resultara casi común. Antes de 1995, pasó 23 veces en más de un siglo. Después de 2005, ha sucedido en 13 ocasiones. Pero sólo en esos 10 años de uso generalizado de anabolizantes ocurrió en 24 oportunidades.
Ese es otro de los motivos para repudiar el uso de sustancias prohibidas: la banalización de los récords. Hacer que parezca fácil conseguir metas que, sin ese auxilio, están destinadas a un muy reducido grupo.
¿Podrá Altuve ser el próximo 30-30? Vaya, con que supere su tope personal de 15 cuadrangulares, robando 40 o 50 bases, sería más que suficiente para reconocer el tamaño de su cosecha.
Y hablando de tamaños, el venezolano no sería el primer slugger nato con su estatura. Al menos en teoría.
Hack Wilson medía 1,67 metros y sacudió 30 vuelacercas cuatro veces, entre 1927 y 1930. Esa es la estatura del aragüeño, según los registros.
Pero, ojo, que puede haber revisión: cuando el inolvidable Beto Perdomo midió al camarero junto a Alexi Amarista, para ver quién era el más bajo de los dos, el centímetro arrojó que Amarista medía 1,65 y su colega 1,66.
Qué divertido. Según eso, Altuve podría estar persiguiendo otro récord en las mayores: ser el más bajito sobre 30 bambinazos.
Publicado en El Nacional, el domingo 8 de mayo de 2016.