El Emergente
Ignacio Serrano
Tomás Telis no iba a continuar con Magallanes. La directiva del equipo llegó a esa conclusión, cada vez que discutió lo sucedido en enero, cuando el jugador abandonó al equipo en plenos playoffs. Era cuestión de tiempo, de que apareciera la oferta adecuada.
Este dato es importante, al analizar el cambio que Navegantes y Caribes cerraron esta semana. Por supuesto que existía la posibilidad de que el tiempo pasara y el receptor pudiera rehabilitarse. Pasó con Teodoro Martínez con los Tigres de Aragua, luego de dos intentos fallidos de cambiarle y tras pasar del suelo al cielo, en un caso que recuerda a Telis.
Martínez también dejó a su novena en una postemporada. Fue en 2015, con la misma motivación: la pérdida de tiempo de juego. Cosas como esa son mal vistas por los clubes, pues supone faltar a dos premisas esenciales: es un juego en equipo, donde ayudan los titulares y también quienes están en la banca, y es un deporte profesional, por el que se pagan sueldos y demás beneficios.
El hijo de “Café” pudo redimirse, cuando hace cuatro meses salió de la reserva y se convirtió en protagonista de los bengalíes en la final.
La suerte de Telis también estaba sellada, salvo que no apareciera esa oferta adecuada y llegara octubre. Y Anzoátegui se aprovechó de eso.
La nave ambicionó el contrato de José Tábata durante mucho tiempo, pero la tribu siempre pidió peloteros considerados fundamentales en Valencia. Los últimos episodios cambiaron el panorama y el acuerdo se dio: voilá,catcher por jardinero.
Telis, en el papel, tiene mayor valor que Tábata. Es receptor, una posición clave; es más joven y tiene reputación de buen bateador. De no haber ocurrido aquel desencuentro, seguramente no habría sido embarcado a Puerto La Cruz.
También tiene tareas pendientes. Su defensa es todavía una obra en proceso. Y su ofensiva no ha continuado en crecimiento; de hecho, ha bajado en contacto, mientras sigue buscando la fórmula para incrementar su capacidad para embasarse y acumular extrabases. Será interesante ver su evolución, a partir de ahora.
Tábata, entretanto, quizás no sea un caso perdido. Los Piratas de Pittsburgh se dieron por vencidos y no ha empezado a batear en la sucursal Triple A de los Dodgers, donde actualmente se encuentra. Pero tiene 27 años de edad.
¿Qué puede ofrecerle a los turcos? Si reencuentra sus habilidades pasadas, ofrecería un madero chocador, un guante que atrapa muchas pelotas en el outfield y buenas piernas, aunque dejó de ser un robador.
Es una apuesta. Otros jugadores que iban en extinción recuperaron sus carreras después de movidas semejantes, como Alex Escobar con los propios bucaneros, o incluso Frank Díaz, que reimpulsó su carrera al llegar a la capital carabobeña.
Tábata debe saber que se le está acabando el tiempo. Su talento le dio un mega contrato con Pittsburgh que aseguró su vida, pero no ha sacado más provecho a las herramientas que alguna vez deslumbraron a los Yanquis de Nueva York.
Si el manager Carlos García consigue inspirar lo mejor del anzoatiguense, puede que cuente con un bienvenido aporte ofensivo de dos o tres meses en el torneo que está por llegar y en otros posteriormente.
Esa es la clave en la jugada hecha por el Magallanes al entregar a Telis por este ex prospecto, que afirma estar muy motivado con empezar esta nueva etapa en su carrera. De él depende.
Publicado en El Nacional, el viernes 29 de abril de 2016.