El Emergente
Por Ignacio Serrano
Meses tardaron los Cardenales para finalmente hacerse de Manuel Piña. Durante semanas, la gerencia larense intercambió nombres con los Bravos, en busca de la fórmula que le permitiera hacerse del receptor.
¿Por qué Piña era tan importante, al punto de entregar los crepusculares a un infielder probado en esta liga, Gabriel Noriega, joven y adecuado bateador, además de un prospecto, Rafael Valera, que puede cubrir prácticamente todas las posiciones del diamante?
Se trata de un catcher con buena defensa, ganador de un Guante de Oro en este circuito. Aunque ha tenido algunos momentos de producción ofensiva, son su mascota y su brazo las razones por las que, rondando los 30 años de edad, sigue siendo llamado al Spring Training de las Grandes Ligas cada mes de febrero.
En Barquisimeto ya tenían a Anderson De La Rosa y Gabriel Lino, ambos especialistas de la defensa. El primero tiene más experiencia y el segundo acaba de ganar el premio al mejor receptor de la LVBP, entre otros elogios recientes.
La clave en la insistencia de los occidentales, sin embargo, probablemente estuviera en la falta de profundidad de esa escuadra, no sólo aguas arriba, sino también aguas abajo. Los Cardenales siguen sin conseguir un claro heredero de Alex Delgado, cuya desvinculación lamentaron durante tanto tiempo.
Piña era el mejor entre los disponibles en el mercado, pensando en compensar esa necesidad. Y es larense, barquisimetano, lo que es un añadido que hoy por hoy tiene peso en la pelota invernal, en la que los jugadores que cobran en dólares durante el verano boreal pueden darse el lujo de faltar a la cita de octubre.
Su nueva organización espera que pueda convertirse en lo que Sandy León fue para los Tigres, camino al título de la 2015-2016: un pelotero discreto, pero capaz de ayudar.
Los pájaros rojos contarán ahora con más estabilidad en una posición clave y ganan tres o cuatro años de gracia, mientras se desarrollan el recién adquirido Alí Sánchez y otros jóvenes firmados.
Pagaron un alto precio para eso. Noriega es uno de esos infielders que siempre está presente en nuestros parques y puede ayudar de varios modos. Pero claro, siendo que los Cardenales eran los compradores, tenían que aceptar las exigencias de los Bravos o regresarse a casa con las manos vacías.
La última gran cosecha de Juniel Querecuto y la hábil movida que les permitió obtener a Ildemaro Vargas fueron las excusas para dar el sí definitivo. Y en la baraja del piloto Luis Dorante hay todavía más opciones para el cuadro.
Valera marcó la diferencia para que el acuerdo finalmente ocurriera. Está en la primera parte de su carrera, así que no pasa de ser una apuesta. La tropa de Dorante, en ese sentido, pierde poco en el corto plazo. En un futuro, si la gente recuerda su nombre, se sabrá si se perdió mucho en el largo término. Los cambios, a la sazón, a menudo tienen vida propia y crecen por su cuenta con los años.
Margarita, entretanto, ha ganado en profundidad, con una nómina que tendrá más herramientas de principio a fin. No es poca cosa.
Piña dejó de ser necesario en la isla, gracias al desarrollo de Elías Díaz, ya grandeliga, y Alex Monsalve. Ni siquiera jugó en la campaña 2015-2016, en la que los neoespartanos se metieron en los playoffs con una nómina cuasi juvenil.
Tampoco era un producto de esas granjas. En un comienzo, dio el salto con La Guaira y todavía no ha logrado consolidarse en la liga, cosa que espera hacer desde este año, ahora que tendrá la oportunidad de jugar delante de sus seres queridos y los amigos de la infancia.
Así que el manager Henry Blanco no dispondrá de alguien que no tuvo disponible en la última zafra y, en cambio, ha ensanchado su roster, ganando versatilidad con Noriega y apostando a futuro con Valera.
No todas las transacciones tienen el cartel del reciente mega cambio celebrado entre Tigres y Águilas, o una figura rutilante como Félix Hernández. Pero estos otros acuerdos, más discretos, también pueden ser un buen negocio. Ya veremos cómo evoluciona este.
Publicado en El Nacional, el sábado 23 de abril de 2016.