El Emergente
Por Ignacio Serrano
Félix Hernández es, posiblemente, el mejor pitcher venezolano de todos los tiempos. La competencia está entre él y Johan Santana. Ahora forma parte del Magallanes. Incluso, existe la posibilidad de que ambos estén en la rotación naviera a finales de este año.
No es una adición barata, la de Rey. Los turcos entregaron al Lara nada menos que a tres buenos peloteros para darse el gusto de tenerle.
¿Es una movida publicitaria, solamente? Algunos desconfiados dicen que sí. Pero hay razones para creer que la directiva de los Navegantes está pensando en ganar, al menos en el cortísimo plazo del campeonato 2016-2017.
Contar con Hernández es un lujo, ciertamente. Pero a diferencia de lo que ocurrió en sus años con los Cardenales, ha prometido que sí lanzará con los bucaneros, al menos en este torneo.
El derecho de Flor Amarillo está determinado a hacer unas seis u ocho aperturas hasta enero. Quiere prepararse para el Clásico Mundial de Beisbol y usar la LVBP para llegar listo al Spring Training, con vistas a ese evento.
Es posible que después de eso no regrese, al menos hasta 2020, cuando se acerque el próximo Clásico. Un pitcher con ese contrato en las Grandes Ligas no es una cara frecuente en la LVBP. Vaya, no lo es en ningún lugar del Caribe.
Los centrales pagaron un precio alto: dos pitchers que pueden ayudar aquí, aunque no parezcan imprescindibles en el roster cabrialense, y un catcher en formación.
Jesús Sánchez era el más útil para el manager Carlos García, según lo visto en los últimos dos años, porque le daba estabilidad al relevo intermedio. Todavía le queda pólvora en la faltriquera, aunque se encuentre en México, con pocas perspectivas de alcanzar ya las ligas mayores.
Eso mismo lo hace valioso, porque es alguien sin limitaciones, que posiblemente lance de octubre a enero.
David Martínez, entretanto, había fallado en sus últimos intentos por consolidarse en la rotación del Almirante. Trató de estar allí en la 2015-2016, pero no pudo ayudar en los playoffs. Es versátil, porque puede abrir y relevar, y tiene experiencia, aunque Magallanes fue finalista sin su concurso.
La salida de Sánchez y Martínez es, a pesar de los bemoles, una pérdida de profundidad en el nutrido staff eléctrico. Los azules siguen siendo potentes, todavía cuentan con muchos brazos que pueden ayudar y la generación joven que viene en ascenso seguirá alimentando el cuerpo de monticulistas. Pero en el corto plazo, es un pago importante.
Además, está Alí Sánchez, un catcher en crecimiento, que eventualmente pudiera ser el mejor de los tres. Es muy joven para saber si cuajará: sólo cuenta 19 años de edad. Pero hasta ahora ha mostrado contacto y disciplina en el home. Si los desarrolla, y une eso a una buena defensa, será una figura. El tiempo dirá.
No es pequeño, el precio pagado por los filibusteros para obtener a Hernández. Pero es fácil entender al Magallanes: más allá del lujo, está la posibilidad de que el Rey lance en los playoffs del próximo campeonato.
¿Se imaginan a los Navegantes en enero, con Hernández sobre la loma tres o cuatro veces? Con el actual sistema de postemporada, eso significaría una apertura en cada ronda, incluyendo la final.
Eso no tiene precio, ciertamente, y bien vale la apuesta, aunque haya sido a costa de aceptar las exigencias de los Cardenales y aunque sea necesario esperar otros cuatro años más para verle aquí otra vez.
Publicado en El Nacional, el jueves 21 de abril de 2016.