El Emergente
Por Ignacio Serrano
Si Asdrúbal Cabrera y Gerardo Parra levantaron expectativas en su búsqueda de equipo como agentes libres, durante el pasado receso invernal de las Grandes Ligas, esperen a ver qué ocurre con el próximo grupo de venezolanos que tendrá derecho de probar las leyes del mercado al terminar la próxima Serie Mundial.
Es un verdadero roster, en el que sobresalen algunas de las figuras principales de la embajada nacional en la MLB.
Está Francisco Rodríguez, el cerrador activo con más juegos salvados en las mayores, próximo a llegar a los 400 rescates y todavía en la élite de los cerradores.
Está Alcides Escobar, el primer bate de los Reales, shortstop ganador del Guante de Oro el año pasado en la Liga Americana y el Jugador Más Valioso de la última Serie de Campeonato.
Está Wilson Ramos, el catcher titular de los Nacionales. Conspicuo receptor de juegos sin hits ni carreras, con fuerza para sacar anualmente 15 jonrones, por lo menos.
Está Martín Prado, la voz cantante en el clubhouse de los Marlins, antesalista y camarero de buena defensa y adecuada ofensiva.
Está Francisco Cervelli, el careta titular de los Piratas, cuyo trabajo detrás del plato ha cosechado elogios, con un madero lo suficientemente consistente para rondar los .300 de average.
Está Luis Valbuena, el infielder de manos suaves y notables reflejos, que en 2015, con los Astros, añadió además su primera cosecha sobre 20 cuadrangulares.
Está Franklin Gutiérrez, que el año pasado mostró una nueva faceta jonronera cuando venció las enfermedades, regresando en grande al lineup de los Marineros.
Está Grégor Blanco, uno de los más útiles integrantes de la banca de los Gigantes, guardabosques que puede cubrir con solvencia cualquiera de los tres jardines.
Y estará, claro, la mayoría de los agentes libres que en el pasado receso invernal acordaron contratos de una temporada, como Andrés Eloy Blanco, cuya versatilidad y excepcional defensa podrían hacer de él uno de los mejores utilitys disponibles, en caso de repetir el despliegue ofensivo del año anterior.
¿Quién de ellos estará en mejores condiciones de negociar, cuando llegue el momento de discutir el próximo contrato? Es buen momento para plantearlo. La justa apenas está empezando y lo que hagan en los próximos meses determinará el rumbo de las negociaciones.
La mayor interrogante hoy quizás esté en el Kid. Llegó a una organización con problemas crónicos para cerrar los juegos, así que no sería descabellado ver que el gerente general Al Ávila le ofrezca un acuerdo de dos o tres años, si repite los 38 salvados y el dominio del año anterior. Pero su representante es Scott Boras, a quien no gustan las extensiones, sino probar el mercado.
¿Dominará Boras su propia naturaleza y aprovechará un buen inicio de su pitcher, evitándole otra etapa de incertidumbre, como las últimas dos veces que salió a buscarle trabajo?
¿Le asegurará el futuro y la tranquilidad de tener garantizada la búsqueda de los 500 rescates, haciendo lo posible porque Detroit siga siendo su hogar? ¿O querrá esperar a noviembre, para salir en busca de un pacto multianual que le deje mayor comisión?
Todo eso estará en juego desde ya, en este inicio de campeonato.
Publicado en El Nacional, el domingo 9 d abril de 2016.