El Emergente
Por Ignacio Serrano
Eugenio Suárez enfrenta un desafío: le toca ocupar los zapatos y la posición de Todd Frazier, el slugger y antesalista que hasta hace meses defendió la tercera base en Cincinnati, favorito de la afición en esa ciudad y ganador del Derby de Jonrones de 2015.
Es inevitable que en algún momento los seguidores de los Rojos comparen lo que vaya haciendo el venezolano con la huella dejada por Frazier, hoy con los Medias Blancas. Pero es injusto. Doblemente injusto.
Por un lado, porque Suárez es Suárez, y ya es suficiente reto tener que imponerse ante el pitcheo de Grandes Ligas, como para que además deba acomodarse al patrón de un conocido slugger. Por otra parte, porque el guayanés de 24 años de edad es originalmente un shortstop, y a los campocortos no se les pide jonrones, sino defensa.
La gerencia escarlata vio en algún momento que podría ser posible el experimento de mudar al nativo de Puerto Ordaz a la esquina caliente. Vio sus 13 cuadrangulares en 98 juegos, en la temporada pasada, y claro, el retorno del dueño de las paradas cortas, Zack Cozart, un reputado defensor, cuya lesión abrió las puertas al bolivarense en el campeonato pasado.
A Suárez le ha tocado mudarse de lugar en el diamante, a fin de recibir la esperada oportunidad. No es un caso único en la expedición nacional.
Rafael Betancourt, que acaba de retirarse del beisbol activo, tuvo una larga y exitosa carrera como lanzador, luego de empezar en las menores de los Medias Rojas como torpedero.
Odúbel Herrera también se mudó, para iniciar la mejor etapa de su carrera. La idea, es bien sabido, fue de Buddy Bailey, entonces su manager en La Guaira. Fue el modo que el piloto encontró para sacar provecho a su ofensiva: enviarlo al center.
Esa iniciativa ha sido la consagración de Herrera. Fue el Novato del Año, el campeón bate, el Jugador Más Valioso de la LVBP , y los Filis lo tomaron en el draft de la Regla 5, pensando que la apuesta valía la pena. Ha valido, sin duda.
Robinson Chirinos y Víctor Martínez firmaron originalmente como antesalistas. Miguel Cabrera era shortstop, aunque muy temprano se mudó a la tercera almohadilla, en clase A.
Martín Prado aprendió a defender el outfield en Aragua y eso le abrió las puertas en Atlanta. Omar Infante asistió al Juego de Estrellas en las Grandes Ligas cuando dejó de ser aspirante a torpedero y se convirtió en utility. Últimamente, Luis Sardiñas, Marwin González y Miguel Rojas compraron mascotines y empezaron a practicar en primera, para incrementar su polivalencia y asegurar sus cupos en las mayores.
Sardiñas y Gonzalez fueron más allá. También se entrenaron en los jardines y se convirtieron en súper utility. Sardiñas apareció el miércoles por primera vez en su carrera en las praderas exteriores.
No hay caso más emblemático que el de David Peralta, ex lanzador, operado del brazo, dado por desahuciado, que tomó un empleo como vendedor de hamburguesas y nunca dejó de soñar. Terminó jugando como jardinero en la Liga Bolivariana y hoy es el cuarto bate de Arizona, cada vez que el pitcher contrario es un derecho.
¿Quién dice que cambiar es malo? Suárez pudiera haber encontrado su nicho en la esquina caliente de los Rojos. Lo ha festejado con dos jonrones, incluyendo el Grand Slam de ayer.
Publicado en El Nacional, el viernes 8 de abril de 2016.