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Venezolanos frente a la línea de waivers

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El Emergente
Por Ignacio Serrano

Balita Ortega
¿Qué tienen en común Ezequiel Carrera, Ronald Torreyes, Oswaldo Arcia, Ramón Flores y Félix Doubront?

Son todos venezolanos, obvio, y grandeligas. Pero, además, les une el hecho de no tener opciones en sus contratos. Hicieron el grado esta temporada, estarán en las mayores el Día Inaugural, porque causaron buena impresión y estaban en riesgo de perderse.

Opciones. Son esas veces que un pelotero puede ser enviado a las menores sin más limitaciones, dependiendo de la voluntad de la gerencia. Cuando estas se acaban, el pelotero tiene derecho de ser pasado por waivers, donde cualquier equipo podría reclamar su contrato.

Jesús Montero lo tiene claro. Los Marineros quisieron enviarlo una vez más a Triple A, pero ya había agotado sus opciones. Puesto en waivers, fue “robado” por los Azulejos y hoy trata de abrirse camino en Toronto.

Esta cláusula del contrato colectivo existe para evitar que un pelotero se estanque para siempre en una organización que no le da paso. Así como se creó el draft de la Regla 5, está este mecanismo para que un pelotero que puede tener lugar en otra divisa consiga el modo de recibir esa oportunidad, en vez de vegetar por siempre en las menores.

¿Y en qué se parecen Rafael Ortega, Yorman Rodríguez y Ramón Cabrera? Pues sí, en que tampoco tienen opciones. Y al menos hasta este viernes, peleaban su permanencia arriba, con los Ángeles y los Rojos.

Cabrera comenzó la audición en septiembre. Tanto bateó en su estreno, que le mantuvieron en el roster de 40 hasta hoy. Dejó una línea de .367/.367.500 y ganó el derecho de pelearle a Tucker Barnhart la suplencia de la receptoría, suponiendo que el titular Devin Mesoraco seguirá sano.

Ortega sí causó sorpresa cuando fue protegido por los Ángeles, a finales del año pasado, luego de un largo hiato sin subir y resultados discretos en las menores.

La gerencia de Anaheim vio en él la velocidad, la capacidad de cubrir terreno en cualquiera de los jardines y el contacto que se ha hecho realidad en los juegos de exhibición, con .319 de average en sus primeros 49 turnos en la Liga del Cactus.

Hoy parece casi seguro que Ortega estará con los querubines el Día Inaugural, lo que en cierto modo es poético; después de todo, tenía 21 años de edad y estaba en Clase A cuando los Rockies lo subieron la primera y única vez, en septiembre de 2012, ante una contingencia que requirió la ayuda de un patrullero en los últimos días de aquel torneo.

El outfielder anzoatiguense le lleva ventaja a Cabrera, porque este último ha bateado poco en la primavera boreal, con .162 de average contra .412 de Mesoraco y .256 de Barnhart.

No tener opciones puede ser una ayuda, incluso si no se batea. Así como la tórrida ofensiva de Hernán Pérez no le garantizó un lugar en Milwaukee, porque significaría que desplazaría a waivers a otro pelotero de los Cerveceros, así Cabrera podría quedarse sobre Barnhart, al ser posible que este vaya a Triple A y el criollo no.

¿Y Rodríguez? Fue una enorme promesa cuando recibió ese bono de 2,5 millones de dólares a los 16 años de edad. Todavía no ha bateado, ni en las menores ni en este Spring Training, pero en Cincinnati saben que alguien pensará lo mismo que pensaron los Azulejos cuando vieron a Montero en waivers: tanto potencial merece una última oportunidad. ¿Será?

Publicado en El Nacional, el sábado 2 de abril de 2016.

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