“El problema estaba aquí", le dijo Arcia al diario Minneapolis Star Tribune, apuntando a su cabeza. “El año pasado fue muy difícil. Todo estaba en mi mente”.
Arcia perdió su titularidad y cerró la campaña en las menores, después de un prolongado slump.
“Es un nuevo año”, señaló. “Quiero estar aquí y todo lo que puedo hacer es trabajar. No dejaré que el año pasado vuelva a suceder”.
El manager Paul Molitor explicó lo que, en su opinión, pasó con el criollo.
“Cuando conectó tantos cuadrangulares en las Grandes Ligas, siendo tan joven, se enamoró de eso”, dijo el estratega, en referencia al tórrido inicio que tuvo el anzoatiguense en la MLB. “Y se convirtió en una obsesión. Comenzó a tener malos turnos, no movía a los corredores, no aprovechaba los callejones. Dejó de reconocer los lanzamientos y sus agujeros en el swing quedaron expuestos”.
“Tocó fondo”, coincidió Mike Quade, quien fue su manager en el Rochester. “Pero a su favor, hay que decir que nunca pidió tregua. Nunca dijo que prefería quedarse en la banca. Siempre quiso estar en la alineación. Se humilló. Fue un infierno, un desastre para él”.
Arcia está contento con su intenso trabajo en los meses de pausa, en Estados Unidos, y espera que eso le sirva para recuperar su estatus.
“No falté un día”, contó sobre su acondicionamiento físico. “Trabajé mucho en mi cuerpo. Me siento más fuerte, más ágil”.
Ignacio Serrano