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Sobre el Adderall y el derecho a réplica

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El Emergente
Ignacio Serrano

(La carta completa del doctor David Figueroa escrita a modo de réplica de la columna del martes pasado apareció ya en esta página, comentada por el columnista. Una réplica más corta fue publicada en la edición sabatina de El Nacional y esta es la respuesta en el mismo espacio, aparecida este domingo, que también resume con los puntos de coincidencia y discrepancia entre el siquiatra y el periodista. Con esto, esperamos dejar cerrado el episodio)

David Figueroa es el siquiatra de Alex Cabrera. Citamos declaraciones suyas en la columna que dedicamos esta semana al impacto del Adderall en el rendimiento deportivo de un atleta.

El doctor Figueroa consideró que este columnista le atacó cuando señaló que es incorrecta su aseveración respecto a los escasos o nulos efectos de esa sustancia en el desempeño atlético.

En la columna, escribimos que el Samurái padece una condición médica llamada déficit de atención (ADD por sus siglas en inglés). Explicamos que debe ser cierto su diagnóstico, porque mentir sería lo mismo que arriesgar su carrera y honorabilidad como siquiatra.

Para combatir esa condición, Figueroa le recetó Adderall, proscrito por la política antidopaje de la LVBP, considerado una sustancia dopante de alto impacto por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA), el Instituto Nacional de Deportes y decenas de entidades deportivas.

Figueroa consideró que el slugger debía tomar Adderall. Y Cabrera estaba obligado a hacer el trámite ante la LVBP el 1° de octubre de 2014 (y nuevamente el 1° de octubre de 2015) para demostrar su padecimiento, obtener una excepción por uso terapéutico y no ser considerado violador de la política antidopaje de la LVBP.

El toletero no hizo el trámite, dio positivo en el examen, fue sancionado y ha clamado por su inocencia en los tribunales.

Así fue expuesto en nuestro trabajo. Nada de eso fue cuestionado por este periodista.

La columna se tituló “Dopaje, medias verdades y mentiras”. El dopaje, obviamente, es el tema. La inocencia de Cabrera es la media verdad, porque si bien, como se expuso, consume Adderall por orden médica, no cumplió con lo estipulado por las reglas para hacerlo con autorización, lo que le hizo culpable ante el reglamento.

La afirmación falsa viene luego. Figueroa sostiene que ese químico no mejora el rendimiento deportivo. Eso contradice la literatura existente y las pruebas de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) y el deporte organizado.

Esto ha dicho Gary Wadler, una de las máximas autoridades de la WADA, sobre el Adderall: enmascara la fatiga, enmascara el dolor, aumenta la intensidad. Aumenta el estado de alerta, la agresividad, la atención y la concentración. Mejora el tiempo de reacción, sobre todo si se está cansado. Algunos piensan que mejora la coordinación mano-ojo. Algunos creen que aumenta los aspectos mentales del rendimiento. Hay también una mejoría posible en el incremento de la aceleración, la velocidad, la fuerza y el poder. Es uno de los fármacos por excelencia para mejorar el rendimiento. No hay duda de que es una droga para mejorar la actuación deportiva.

El dopaje es un asunto de salud pública. Aunque Cabrera sí necesite tomar Adderall por su condición, otros atletas, en caso de no existir una posición firme sobre sus efectos, podrían sentirse animados a hacerlo por trampa, arriesgando su salud.

En la columna decidimos suponer que el doctor Figueroa dijo eso por ignorancia del tema y no por mentir. Así lo sostenemos.

Lo que dijo en ese punto no es cierto y estas páginas estuvieron abiertas para su derecho a réplica.

En todo lo demás estuvimos y estamos de acuerdo: él es el médico de Cabrera y debe saber qué es lo mejor para su paciente. El asunto en discusión era, y es, los efectos del Adderall.

Publicado en El Nacional, el domingo 13 de marzo de 2016.

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