El Emergente
Por Ignacio Serrano
Rafael Ortega |
Teodoro Martínez era un caso semejante, con matices. Los Tigres decidieron usarlo como carnada después de que se enfriara la relación entre el pelotero y la divisa, en enero de 2015. Hasta fue embarcado a Maracaibo junto a Ronald Torreyes por el grandeliga Alex Torres, sólo que el paquete no fue entregado, por orden de la directiva de la LVBP.
El matiz con Martínez vino hace un mes. Rindió como primer bate en la recta final, brilló a la defensiva en el center y fue una motivada y motivadora pieza fundamental en la conquista del título.
La abundancia de jardineros en Maracay —sí, abundan los jardineros en la Ciudad Jardín— hacía que el patrullero resultara prescindible, al tiempo que atractivo para otras novenas.
¿Por qué Martínez? Porque a sus casi 24 años de edad es una incógnita, siendo que por segunda ocasión consecutiva va a empezar la zafra en una liga independiente. Porque los bengalíes son un caso excepcional en la liga, con multitud de buenos outfielders en ascenso. Y porque todavía vale, gracias a lo hecho en la final, sobre todo si el comprador es La Guaira.
Ortega no es una pieza accesoria para los rayados. Hombre a hombre, tiene más peso como pelotero, como lo prueba que él sí esté presente en el Spring Training y que sea parte del roster de 40 de los Ángeles.
Balita y Teodoro tienen la misma edad. Están separados apenas por meses. Ambos son rápidos, aunque el primero quizás lo sea un poco más y ya jugó en las mayores. Los dos pueden defender el centro. ¿Por qué habrían de negarse los felinos?
El recién llegado se unirá en el estadio José Pérez Colmenares a una brillante generación emergente que encabeza el también bigleaguer Ramón Flores y que cuenta con Wuilmer Becerra, Carlos Tocci y Herlis Rodríguez.
Sí, la salida de Martínez es un pequeño luto para una parte de la fanaticada rayada. Pero si la gerencia logra lo que no pudo su par salada, es decir, si consigue que Ortega realmente sea parte del equipo en el terreno, y no únicamente en la página web, el cambio será positivo para los Tigres.
También para los Tiburones. Primero, porque Balita sólo contaba en la teoría. ¿Qué beneficio trae tener a un pelotero que no ve acción? Además, en los últimos meses se hizo evidente el distanciamiento. Y a eso hay que agregar el componente simbólico que lleva consigo tener a otro hijo del gran Café Martínez con el uniforme que usó aquella leyenda.
El futuro inmediato de Teodoro, ese que en cierto modo está en duda debido a su salida del beisbol organizado, cobrará nuevo impulso, muy seguramente.
A la motivación de jugar con su hermano Cafecito, las más veces en el Universitario, más cerca de la niñez y de los vecinos de siempre, se unirá el sabroso desafío de probar a una nueva afición que su talento es de verdad, y la garantía de tener un puesto en el outfield desde el día inaugural.
Es un negocio estupendo para La Guaira, que así suma un poderoso elemento promocional. Y si Ortega regresa a la LVBP, con Aragua, estaremos ante un cambio donde podrían ganarán. Habrá que esperar, para ver si Balita se compromete con los centrales.
Publicado en El Nacional, el jueves 10 de marzo de 2016.