El Emergente
Por Ignacio Serrano
Yorvit Torrealba dio positivo por dopaje en enero. Su caso es uno de varios dados a conocer por la LVBP en febrero. Si decide alargar su carrera profesional, cosa que no es segura, deberá pagar una suspensión de 25 juegos, salvo que se sume a la demanda de Alex Cabrera y pida también un amparo cautelar.
Torrealba ha dicho que es inocente y ha denunciado su presencia entre los castigados, asegurando que se le impidió probar su inocencia, que no le hicieron una segunda toma de orina, para demostrar que está limpio. Varios medios publicaron sus declaraciones así, sin más.
Pero hay más. A menos que el ex grandeliga se sume al proceso judicial que ha emprendido Cabrera, sus planteamientos no tienen base en el actual código antidopaje de la LVBP.
Torrealba dijo que fue amenazado con ser declarado positivo sin ser examinado, por el hecho de irse del estadio antes de entregar la orina. Algunos pueden ver esto como una prueba de animadversión en su contra. No es así.
Prácticamente toda política antidopaje, comenzando con el Comité Olímpico Internacional, considera positivo en rebeldía a los atletas que se niegan al examen. Esto tiene lógica: quien no la debe, no la teme. Y si no la debe, tiene que probarlo. Así funciona en el deporte universal.
Torrealba tenía una causa de fuerza mayor para ausentarse. La salud de su esposa, a quien llevó de urgencia ese día a una clínica. Al demostrarlo, tenía derecho de ser testeado —y lo fue al día siguiente—. En ese momento, su derecho quedó restituido. Por eso, los Leones no acompañan su reclamo a partir de aquí.
La orina del caraqueño dio positivo por estanozolol. Es un esteroide anabolizante. Sirve para crear músculo, fuerza y vigor.
Torrealba aseguró no haber consumido la droga, al menos de manera consciente. Esto es muy común. Sea o no sea su caso, es infrecuente ver a un deportista aceptando su transgresión. Acaba de pasar con la tenista María Sharapova y es una rareza. Pasó con Andy Pettitte y nadie más le acusó de la trampa en la que incurrió con Roger Clemens, quien sí ha continuado pagando, por su negativa. Lo hizo Héctor Giménez en la campaña 2015-2016 y con ello se reivindicó.
El receptor ha pedido públicamente que se le haga la prueba B. Es un error que con frecuencia se comete. La prueba B ya está, es una muestra de orina que se tomó el mismo día que la prueba A. ¿Por qué? Porque un esteroide, una anfetamina, cualquier sustancia desaparece del cuerpo con relativa rapidez. Por eso, ambas tomas ocurren simultáneamente. La cadena de custodia garantiza que no sufra alteración.
El último argumento de Torrealba es acusar a la liga de cierta predisposición contra el Caracas y sus peloteros. ¿De verdad alguien puede pensar así?
Es cierto que Oscar Prieto, ex propietario de los Leones, hijo del legendario Negro Prieto, se esfuerza por no sólo ser honesto, sino también parecerlo. Pero ¿de verdad alguien puede aceptar como cierto que la LVBP trata mal a los capitalinos? Porque el suyo es el primer positivo caraquista.
Torrealba brilló en su año de despedida. En este mismo espacio lo defendimos varias veces, cuando algunos fanáticos le atacaban por no batear sobre .300 ni sacudir jonrones al principio de la zafra. Pero faltó al reglamento, lamentablemente, y debe pagar por eso. Así sea esta la hora de su adiós.
Publicado en El Nacional, el miércoles 9 de marzo de 2016.