El Emergente
Por Ignacio Serrano
Cada caso de dopaje en la LVBP eleva la credibilidad del circuito y de su política contra el uso de las sustancias prohibidas.
La filtración a la prensa del nombre de Alex Cabrera como uno de, al parecer, cinco nuevos positivos será verificada o desmentida oficialmente en breve. Fuentes de alto nivel en la liga nos han dicho que la versión es cierta, lo que enaltece al periodista Alfonso Saer, el primero en revelar la noticia.
Ya habrá tiempo de referirnos en extenso a Cabrera. Es necesario esperar el parte oficial. Pero muchas preguntas de los aficionados están en el aire y hoy las tratamos de responder.
La política antidopaje de la LVBP es necesaria. Es un tema polémico y para algunos odioso. Pero las autoridades están obligadas a cuidar la salud de los deportistas, a veces a pesar de ellos mismos, y deben velar también por la integridad del juego.
Quien se dopa hace trampa. Pero es más importante el aspecto relacionado con la salud. El uso de químicos para mejorar artificialmente el rendimiento deportivo ha llevado al deterioro físico e incluso la muerte de atletas en varias disciplinas. Esta lucha es contra eso. Un deportista no es un gladiador, y los estadios modernos no son nuevas versiones del Circo Romano.
¿Por qué se conocerían tan tardíamente los últimos casos en la LVBP?
El procedimiento es largo y obliga a seguir muchos pasos, a menudo lentos. Las muestras son tomadas después de un sorteo en el clubhouse y son enviadas a un laboratorio en Estados Unidos, donde se examinan. Los casos negativos terminan allí. Los casos positivos obligan a informar al alto mando de la liga, al jugador y al equipo, lo que abre un nuevo procedimiento.
Comienza allí el despistaje de la segunda toma de orina. De ratificarse el positivo, el afectado puede presentar una apelación. Tenemos entendido que la media decena de involucrados en esta oportunidad se encuentra en esta última fase. Una vez que se cumple con el proceso de apelación, se dan a conocer los casos firmes.
Veámoslo de otro modo: si se tratara de las Grandes Ligas y la muestra fuera recolectada en abril, el desenlace ocurriría en mayo o junio. En este caso, la toma de orina ocurrió en las últimas semanas de la justa. Estamos dentro de los plazos normales.
No significa nada que un positivo se anuncie en el receso entre temporadas. El dominicano Jenrry Mejía fue suspendido por la MLB nuevamente durante esta pausa invernal. Siempre que se cumplan los plazos, y es un deber cumplirlos, la fecha puede no coincidir con el campeonato en cuestión.
Los últimos positivos de la zafra anterior en la LVBP, de hecho, se conocieron en marzo.
De confirmarse que son cinco los casos por anunciar, sumarán seis en toda la 2015-2016, una cifra comparable con el torneo pasado.
La presencia de nombres relucientes en las revelaciones es otra prueba de la integridad de las autoridades de nuestro beisbol.
Héctor Giménez es casi una leyenda. Admitió haber tomado un estimulante no permitido y emprendió un camino de redención, que le llevó a dar charlas en la paralela y convertirse en un multiplicador en la lucha contra el dopaje. Bien.
Cabrera es una leyenda. Por tercera vez en su carrera su nombre resulta vinculado al dopaje. Ya eso solamente es una tristeza inmensa, aunque esté a la espera de una confirmación.
Publicado en El Nacional, el domingo 28 de febrero de 2016.