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La pesadilla que amenaza a Pablo Sandoval

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El Emergente
Ignacio Serrano

Pablo Sandoval se enfrenta a un verdadero desafío. Por primera vez en su carrera, una mala temporada puede conducir a un laberinto de difícil salida.

Parece una sentencia apocalíptica. Pero la reacción de los medios de comunicación entre domingo y lunes, al reportarse a los entrenamientos de primavera de los Medias Rojas, sugieren lo que puede ocurrir con él en 2016.

“Pablo sabe de las grandes expectativas que hay con él y las distracciones que puede haber en Boston”, señaló el manager John Farrell.

El Panda firmó con su actual equipo porque quería dar un paso más allá. Deseaba jugar en un mercado grande, con todo lo que eso significa. Así lo dijo cuando hace un año justificó su salida de San Francisco como agente libre.

El problema está en la presión que eso puede significar.

El carabobeño fue cuestionado hace un año, cuando se reportó al campamento primaveral en Fort Myers. Fotos donde se le veía de perfil eran acompañadas con frases cuestionadoras.

Aquello fue seguido de un desempeño discreto. El nativo de Puerto Cabello no ligó mucho a la zurda, bateó menos a la derecha y pasó de ser uno de los mejores antesalistas defensivos de la Liga Nacional a ser el tercera base con menos alcance en la Americana, según algunas mediciones.

La merma tuvo una explicación, para los analistas que hacen vida en Boston: el sobrepeso.

Esta situación ya fue vivida por el criollo a su paso por San Francisco. Pero hay tres diferencias que hacen temer aquí un desenlace desagradable, si no cambia el panorama.

Primero, que antes Sandoval no tenía un contrato multianual de 100 millones de dólares, lo que añade peso a las críticas, cuando un súper astro sufre un bajón.

Segundo, que el Panda nunca tuvo dos años malos consecutivos en su antigua divisa, donde era, además, uno de los favoritos del público.

Tercero, que no es igual sufrir un slump en su antigua casa, donde la prensa es menos puntillosa, que hacerlo en la costa este, donde abundan los medios de comunicación influyentes y los cáusticos reporteros.

Un ejemplo de eso está en la primera página de la sección de Deportes ayer en el influyente Boston Globe: el nativo era la historia principal y dos fotografías suyas abrían la edición. Ambas mostraban de manera poco favorable el abdomen del pelotero.

La nota principal titulaba así: “Gerencia de cintura”. La secundaria, un análisis del caso, decía: “Esto puede convertirse en un problema”.

Los patirrojos vienen de sufrir una de sus peores temporadas desde que conquistaron la Serie Mundial de 2003 y Sandoval fue una de las firmas más promocionadas hace 13 meses. Las expectativas son altísimas y el margen de error es mínimo. ¿Lo sabe el venezolano?

Probablemente lo sabe, aunque no haya elegido las palabras correctas para manifestarlo, en su primer encuentro con los medios de comunicación. No reconocer que viene de un pésimo año y admitir que no se subió a la báscula durante todo el receso invernal es dar armas a sus críticos.

Es una situación de cuidado: su OPS ha venido bajando progresivamente desde 2011, pasando de .909 a .658, de la excelencia a la mediocridad.

A Sandoval le quedan cuatro años de contrato. Pero lo que ocurra en este puede resultar decisivo para que viva feliz o atraviese un infierno durante el resto de su estadía en Boston.

Publicado en El Nacional, el martes 23 de febrero de 2016.

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