El Emergente
Por Ignacio Serrano
En la Liga Profesional de Baloncesto señalan que no han recibido dólares preferenciales este año ni les fueron entregados dos terceras partes de lo acordado para 2015.
Pastor Maldonado ya no puede pilotar en la Fórmula 1, porque su patrocinante principal no disponía de los dólares para pagar por su asiento.
Es tiempo de que el beisbol se prepare para afrontar una situación similar en la venidera temporada.
La pelota local ha sido privilegiada, hasta ahora. Ha contado con el apoyo del Ministerio del Deporte para tramitar una remesa de dólares que han servido para pagar a los importados, los vuelos que traen a esos peloteros, los umpires extranjeros y los implementos importados, si no más.
Fuentes de peso en la LVBP han sostenido que, sin ese aporte, no se habría disputado el torneo pasado.
El deporte es tan importante para un país como pueden serlo los hospitales y los complejos agrícolas. Se entiende que desde los tiempos de Recadi, durante el gobierno de Luis Herrera Campins, los miembros de la liga recibieran trato preferente por parte de las autoridades nacionales.
Pero la situación que atraviesa nuestra Venezuela se sale de los límites que se vivieron en crisis anteriores, cuando los gobiernos apelaron también al control de cambio y escaseó la moneda de libre convertibilidad.
En un país donde la escasez de alimentos de primera necesidad es tan grande, y donde faltan medicinas e insumos médicos, ¿qué puede esperarse?
Laboratorios extranjeros, líneas aéreas, comercializadoras de distintos rubros tienen deudas abiertas con el gobierno nacional, según declaran sus representantes. Es plausible asumir que, mientras no reflote la economía, el beisbol deberá pasar por el mismo camino que transitan hoy el fútbol o el baloncesto.
Mayo se acerca y la situación económica no va a estar resuelta para entonces. Alrededor de esa fecha, en 2015, los equipos y el despacho de El Recreo recibieron la noticia de que sí contarían con dólares a 6,30 bolívares.
Los gastos de los clubes se han multiplicado por 100, 200, 300 en los últimos meses. Pero hay que ser realistas: es la situación de cada emprendimiento, de cada persona en el territorio nacional, de acuerdo con la inflación de 180 por ciento oficializada por el Banco Central y el aumento de 300 por ciento que tuvieron los alimentos y bebidas no alcohólicas.
¿Qué va a pasar en octubre? En la LVBP prefieren esperar y ver. Pero como el próximo campeonato debe planificarse mucho antes, las decisiones tendrán que tomarse antes.
Quizás sea tiempo de pensar en usar arriba a los jóvenes de la paralela, jugar sin importados o con muy pocos, renunciar a la idea de que se reportarán suficientes grandeligas criollos.
Reinventarse, aprovechando que el amor por las camisetas es incluso mayor que el afecto por quienes las visten en los diamantes. Trabajar con umpires importados solamente y sufrir el esfuerzo de comprar los implementos, sobre todo las pelotas, con el dólar que se consiga.
¿Es eso lo que viene? Porque no vemos plausible la suspensión de la temporada.
La emergencia económica nos afecta a todos. Incluyendo al beisbol.
Publicado en El Nacional, el domingo 21 de febrero de 2016.