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El buen pie de Omar Vizquel

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El Emergente
Por Ignacio Serrano

Omar Vizquel ha tenido un inicio impecable como manager de la selección nacional.

Mucha falta hacía que fuera así. La atropellada gestión de Edwin Zerpa y Fevebeisbol hizo que la designación de un nuevo piloto para el Clásico Mundial se convirtiera en escándalo.

Vizquel, o cualquier otro que hubiera resultado elegido, no merecía este comienzo con polémica, este desagradable prólogo que por momentos puso a la afición en contra de sus antiguas estrellas, nominadas para el cargo.

En lugar de surfear el desagrado, el caraqueño lo ignoró. Él era uno de los pocos preseleccionados que reunía méritos para ser considerado finalista al cargo, como Oswaldo Guillén, como Alfredo Pedrique y algunos más.

Hizo bien, porque la torpeza de Fevebeisbol le es ajena.

Vizquel no se comparó con Guillén o Pedrique, ni metió baza en la ronda de descalificaciones que la semana pasada soltó Zerpa, algo que ya comentaremos en otra columna. Por el contrario, con el buen tino que se le conoce, habló de muchas cosas desde que el lunes fue designado, pero de aquel desagrado no.

El coach de los Tigres de Detroit celebró su designación, abrió su corazón, recordó la ilusión que esto le hacía. Enumeró sus expectativas, las personas con las que cuenta para el cuerpo técnico o el lineup, y relató cómo planea dirigir.

¿Fue apropiado su nombramiento? Las opiniones están divididas. Él y Guillén eran favoritos para el puesto. La fanaticada ha refrendado eso con sus reacciones.

El mayor pero contra Vizquel era su inexperiencia. Esos tres juegos en los que dirigió en las menores fueron anécdota, nada más que una circunstancia que le tocó vivir. Pero el caraqueño, más allá de las ventajas comparativas que tenían otros candidatos, cuenta con mucho para dar a la selección nacional.

La relación entre él y los miembros fundamentales de la Vinotinto es vital. Miguel Cabrera, Félix Hernández, Salvador Pérez, Carlos González, Francisco Rodríguez, todas las estrellas de la legión nacional han mostrado públicamente su afecto y admiración por el caraqueño.

El ascendente de Vizquel no es punto de discusión en el análisis sobre la pertinencia de su designación. Tampoco debería serlo ya su falta de experiencia como manager.

El propio Guillén no tenía experiencia como piloto cuando, en 2004, fue contratado por los Medias Blancas. Un año después, era el campeón de la Serie Mundial.

El recorrido de Guillén se limitaba a su rol como coach de tercera base de los Expos y los Marlins, además del camino que recorrió como campocorto y luego como utility de varios clubes en las Grandes Ligas. Nunca fue dirigente. Pero sin mayor bagaje, en ese 2005 fue el rey de las mayores.

La falta de roce aquí no es necesariamente una carencia. Si se tiene un camino en el beisbol, la mitad del reto está ganado.

Vizquel tiene, en efecto, un largo camino. Es un hombre de beisbol, que ha trabajado para llegar a donde está hoy. Ya habrá tiempo de ver qué tan buen estratega es. Pero su influencia sobre el grupo es innegable: todos le respetan, sin excepción se conozca ni se sospeche.

¿Qué si fue la elección ideal? De nuevo, ese ya no es el punto. Era uno entre varias buenas opciones y ahora es el manager de Venezuela. Sólo queda ligar su éxito y esperar que este inteligente inicio sea la marca de su paso por la selección nacional.

Publicado en  El Nacional, el viernes 19 de febrero de 2016.

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