El jonronero azteca admitió que vivió una mezcla de emociones encontradas después de dar la victoria a los suyos y sentenciar a su ex equipo
Jorge Vázquez, el jonronero mexicano que decidió con un batazo la final de la serie del Caribe, contra los campeones de Venezuela, admitió que sentía una mezcolanza enorme de emociones en su interior, pero no ocultó la felicidad que le causó ser el héroe definitivo en la conquista de los Venados de Mazatlán, este domingo, en el estadio Quisqueya “Juan Marichal”.
Jorge Vázquez, el jonronero mexicano que decidió con un batazo la final de la serie del Caribe, contra los campeones de Venezuela, admitió que sentía una mezcolanza enorme de emociones en su interior, pero no ocultó la felicidad que le causó ser el héroe definitivo en la conquista de los Venados de Mazatlán, este domingo, en el estadio Quisqueya “Juan Marichal”.
“No hay muchas palabras para decir todo lo que siento”, declaró a ESPN Deportes el toletero derecho, que fue jugador de los felinos y perdió a su padre hace menos de tres semanas.
“Lo importante es que se ganó y mi batazo es apenas un granito de arena en todo lo que ha hecho Venados esta temporada”, agregó el Chato. “México ya no es el patito feo de la Serie del Caribe”.
Los aztecas han ganado cuatro de las últimas seis ediciones, y estuvieron en la final de la pasada, que perdieron con Cuba.
“Me puse muy contento cuando los Tigres ganaron, para pasar a la final”, agregó Vázquez. “Son sentimientos dispares, la verdad, porque le tengo mucho cariño a ese equipo. Pero ya aquí adentro, entre esas dos rayas, no somos amigos”.
El slugger se la sacó a su ex compañero Renee Cortez, para dejar a los venezolanos en el terreno.
“No sabía que envío iba a utilizar, pero sabía qué clase de pitcher es”, indicó. “Conozco sus envíos. A lo mejor por allí tenía la ventaja”.
Fue una recta que se quedó en la zona de poder, lo que el Chato desapareció.
“Venezuela jugó tremendo y México también”, concluyó Vázquez, que durante la justa aseguró varias veces que su experiencia con Aragua le había hecho enamorarse de nuestro país.
Ignacio Serrano