El Emergente
Por Ignacio Serrano
La victoria de Freddy García y sus Tigres, el lunes, fue la octava de un equipo venezolano en las últimas tres series del Caribe. Es una muestra pequeña. Pero la marca de 8-3 antes del duelo de anoche, contra los campeones de la República Dominicana , habla de un buen momento para los representantes de la LVBP en el clásico de febrero.
Esa foja corresponde a lo conseguido desde 2014 por Magallanes (3-2), Anzoátegui (4-1) y Aragua (1-0 y contando).
El único país con un registro comparable, al escribir estas líneas, era México. Entre los Naranjeros de Hermosillo (4-2), los Tomateros de Culiacán (3-3) y los Venados de Mazatlán (1-0), los manitos mostraban un balance de 8-5.
Sí, antes de comenzar la segunda jornada en Santo Domingo, Venezuela mostraba el mejor récord entre las cinco naciones participantes en la cita regional desde 2014.
Eso no vino acompañado de un título. Gracias al nuevo formato de competencia, ya no es campeón quien gane más veces. Ahora es menester disputar un todos contra todos a una vuelta y los cuatro mejores avanzan a la lotería de las semifinales.
El término no es peyorativo. Es real. Desde que nació la Serie Mundial , el beisbol inventó un mecanismo de vértigo para definir a sus ganadores absolutos. A eso se le llama playoffs, grosso modo, o para traducirlo al castellano, “lo que se juega fuera de la fase regular”.
Si un duelo al mejor de siete encuentros puede ser injusto y dejar mucho margen para la sorpresa, qué decir de una semifinal a un cotejo y una final de un solo día.
Por eso los cubanos tienen una corona en este tiempo y Venezuela no, a pesar de que entre Villa Clara y Pinar del Río sólo sumaron 4 ganados contra 6 derrotas entre 2014 y 2015. Los antillanos fueron eliminados hace dos años y han debido serlo en febrero pasado, tras cerrar la fase regular con 1-3 en cada ocasión. Pero hace 12 meses pasaron con lo justo, vencieron a los Caribes en la semi y se impusieron a los Tomateros en el decisivo.
¿Es bueno ese sistema? No es el más equitativo, pero tiene una virtud: le ha devuelto la emoción a un torneo anquilosado, que estaba muriendo de viejo.
No miremos las tribunas del estadio Quisqueya. Dominicana y Puerto Rico son los países con menos asistencia de público, tradicionalmente. Los asientos se llenan en Santo Domingo o Santiago cuando se miden con el favorito, y en San Juan o Carolina eso sucede únicamente cuando chocan boricuas ante quisqueyanos.
Más elocuentes son las bardas llenas de publicidad, la profusión de transmisiones televisivas y detalles significativos como este: por primera vez, ESPN.com está dedicando amplias notas en inglés para informar sobre lo que antes llamaran folclóricamente “la Pequeña Serie Mundial del Caribe”.
Magallanes, Anzoátegui y ahora Aragua han asistido con escuadras atractivas. No están los Antonio Armas o Baudilio Díaz del presente, pero esos rosters han mostrado figuras.
¿Celebrarán los Tigres? Está por verse. Pero el clásico parece ganar vida otra vez, aunque en estos últimos tiempos el campeón no sea quien acumule más victorias.
Publicado en El Nacional, el miércoles 3 de febrero de 2016.