Nunca pudo Venezuela celebrar un título en la primera etapa de la Serie del Caribe. Por eso, cuando la competencia se reanudó, 10 años después, y lo hizo nada menos que con una conquista del Magallanes, hasta el mismísimo Billo Frómeta bailó en la celebración.
Aquel 1970 fue un año emblemático para el beisbol local. Los turcos recibieron a los campeones de Puerto Rico y la República Dominicana, en un torneo muy peculiar: fue el primero para los quisqueyanos, el primero sin Cuba y Panamá, y el primero ganado por el escuadrón nacional.
La cita se disputó en una ronda todos contra todos de ocho juegos por escuadra, cuatro contra cada rival. El legendario Carlos “Patato” Pascual fue el manager de la nave y el grandeliga Gonzalo Márquez resultó el Jugador Más Valioso, al batear para .478 en el lance.
Aquellos bucaneros estaban bien reforzados, con César Tovar y Aurelio Monteagudo, y entre otras estrellas alineaban al recordado camarero Gustavo Gil.
De entonces es aquella frase que canta la Billo’s Caracas Boys, al proclamar que Magallanes será campeón. Dice la eufórica letra: “El equipo Navegantes, nuestro campeón del Caribe”. Ese campeonato fue orgullo nacional.
La celebración de 1979 también fue pletórica. Fue en ocasión del bicampeonato de los eléctricos, guiados por el “brujo” Willie Horton, el jonronero a medio tiempo y estratega experimental, que solía hacer movimientos contra natura y verlos convertirse en hits, outs o grandes jugadas, según lo que estuviera buscando.
Con Horton como manager-jugador y Mitchell Page como el emblema de una divisa que contaba también con Baudilio Díaz, Manuel Sarmiento y Oswaldo Olivares, Billo Frómeta volvió a bailar.
Posiblemente fue el descomunal jonrón de Page contra los Mayos de Navojoa, el campeón mexicano, lo que inspiró a la Billo’s a componer aquella otra canción, Magallanes y Susana, en la que el brillante Felo Ramírez narra un cuadrangular del estadounidense y el no menos notable Carlitos González comenta, ya en los acordes finales, la grandeza del toletero y de su equipo.
Esta tabla de Page frente a los aztecas decretó la ansiada conquista.
Luego vinieron cinco coronas, también inolvidables, también celebradas de modo casi unánime por la afición en Venezuela: el triunfo de los Leones del Caracas en 1981, el bicampeonato de las Águilas del Zulia en 1984 y 1989, el cetro de los melenudos en 2006 y el último hasta ahora, el inesperado festejo de los Tigres de Aragua en 2009, cuando una veintena de jugadores sin contrato en el beisbol organizado demostró que más valían las ganas que el estatus internacional.
A esas coronas sólo les faltó una cosa para ser perfectas: que Billo Frómeta les dedicara un merengue como epílogo de la celebración. Pero habría sido mucho pedir. Este entrañable caraqueño, nacido en Quisqueya, fue un apasionado magallanero hasta el último día de su vida.
Publicado en Blog.Banesco.com, el lunes 1° de febrero de 2016. Aquí el original.