El Emergente
Por Ignacio Serrano
¿Cuál es la fórmula del éxito en la LVBP?
Las viejas dinastías se erigieron sobre el talento de los mejores peloteros de su tiempo.
El Valencia tricampeón de los años 50 y 60 se construyó a partir de varias leyendas que coincidieron en la misma divisa. Aunque no estuvieron siempre juntos, durante una década de esplendor jugaron con los Industriales desde los sobresalientes infielders Gustavo Gil y Teodoro Obregón, hasta Julián Ladera, Emilio Cueche y Roberto Muñoz, algunos de los mejores brazos que por entonces tuvo nuestro beisbol.
El rotundo éxito inicial de los Tiburones giró alrededor del gran Luis Aparicio y varios astros que fueron llegando, como Ángel Bravo (a quien se trajo Aparicio), Enzo Hernández, José Herrera y otros que coronaron su trayectoria en la MLB, una rareza por esas fechas.
La Guaira evolucionó en La Guerrilla. El más sobresaliente grupo de infielders venezolanos en los años 80 estuvo allí: Argenis Salazar, Alfredo Pedrique, Gustavo Polidor, Oswaldo Guillén, Café Martínez, Norman Carrasco y Luis Salazar, combinados con lanzadores como Luis Lunar y Luis Mercedes Sánchez, y jardineros como Juan Francisco Monasterios y Raúl Pérez Tovar.
Antes y después, los Leones levantaron sus empalizadas alrededor de Víctor Davalillo, César Tovar y Gonzalo Márquez, primero, y alrededor de Antonio Armas, Manny Trillo, Baudilio Díaz, Leonardo Hernández, Andrés Galarraga, Ubaldo Heredia, Jesús Alfaro y Urbano Luego, después.
Por supuesto que todos contaron con importados sobresalientes. Magallanes es eso que es en el corazón del pueblo venezolano, en parte gracias al Poder Negro. Las Águilas de los 80 volaron alto gracias a los José Leyva, Leonel Carrión, Carlos Quintana o Cristóbal Colón, pero también gracias a los Altamirano, Stephenson y Botelho.
Eso empezó a cambiar en los años 90, coincidiendo con la progresiva ausencia de los principales bigleaguers. Las importaciones, no por casualidad, también empezaron a ser menos prominentes. Los salarios allá y acá se distanciaron. La realidad cambió.
Los Cardenales y otros elencos probaron la fórmula del éxito a través de una combinación de bigleaguers a medio tiempo, jugadores que no eran titulares en la MLB, pero sí aquí.
Fue el momento de Luis Sojo, Robert Pérez, Edwin Hurtado, Giovanni Carrara, aquellos astros que resultaban peloteros excepcionales en la LVBP.
El Magallanes de hoy pegó primero en la final gracias a curtidos guerreros que no dependen de las imposiciones del beisbol organizado. Entre Alex Romero, Frank Díaz, Luis Rodríguez y Goyito Martínez llevaron anclas, soltaron velas y dispararon los cañones de la nave.
Los Tigres se metieron en la pelea gracias al aporte que desde la banca hicieron Guillermo Quiroz, Jesús Azuaje y Teodoro Martínez.
Curioso. Porque Aragua ha tratado de revivir la vieja fórmula del éxito, con siete grandeligas en la postemporada, nada menos, y los turcos han llevado a la práctica, como ningún otro, la construcción de un equipo que se parece mucho a la fórmula de los bengalíes en la década pasada, rotando importados y apostando a esos peloteros que cambian el cartel que ya no tienen en las Grandes Ligas por el hambre de ganar.
Así han ido construyendo los Navegantes su nueva dinastía.
Publicado en El Nacional, el martes 26 de enero de 2016.