El Emergente
Por Ignacio Serrano
En Margarita está linda la mar, la mar del futuro, la mar que deben surcar los Bravos para convertirse en una fuerza deportiva.
El adiós de los insulares tuvo la melancolía que deja el fin de una buena historia. Es verdad que el nuevo sistema de puntos les regaló una postemporada que, de otro modo, no habrían disfrutado. Pero abundan los motivos para resumir con optimismo la campaña de los neoespartanos.
Esta es una escuadra que venía quedando fuera de la fiesta de enero consistentemente. Una divisa que juega en el estadio con la menor asistencia, tomando el promedio del último lustro. La novena con menos grandeligas venezolanos.
El fin de esa inmovilidad quizás haya comenzado con el diseño de un alto mando que incluye tres gerentes y un manager sobresalientes, si acaso no es espejismo lo que vimos a partir de noviembre.
Olvidemos por un momento el esquema de puntos. Los ocho escuadrones jugaron con esas cartas y sería injusto achacar todo lo bueno de los orientales al sistema mexicano, del mismo modo que sería un error no buscar qué hay detrás de la eliminación de los Cardenales y los Leones, adjudicándolo únicamente a los azares del susodicho formato.
Hay algo más, en los tres casos. Y es algo que entusiasma, en lo que se refiere al bando margariteño.
Los Bravos tenían años prometiendo una sólida, competitiva generación joven de peloteros. Este año, por fin se dio.
El grupo que le peleó el primer lugar al Magallanes en la segunda mitad, que estuvo a punto de eliminar a Aragua en seis y siete juegos, está encabezado por valores emergentes: el inicialista José Osuna, el campocorto Edgar Durán, el camarero Carlos Frey García, el centerfielder Junior Sosa, el utility Breyvic Valera, el receptor Elías Díaz.
Esta novena no dependió de sus veteranos. Eliézer Alfonzo, Luis Maza y Luis Jiménez no fueron núcleo, sino complemento. De hecho, Maza y Jiménez apenas aportaron.
A eso se agregó un cuerpo de lanzadores que lució entre los mejores de la zafra 2015-2016. La oficina combinó útiles importados con brazos de experiencia y otros en ascenso. Y ese grupo fue manejado de manera muy pertinente por Henry Blanco, el principal prospecto que Venezuela tiene hoy al hablar de su próximo piloto en las Grandes Ligas.
Blanco tiene liderazgo. Sabe inspirar y sacar lo mejor de sus pupilos. Ha probado ser buen evaluador, con un ojo en el campo y otro en los reportes e informes estadísticos. Quiere aprender, y pregunta constantemente. Y posee un bagaje como manejador del pitcheo que resulta innegable, equipaje que carga consigo desde sus tiempos como brillante receptor.
El estratega mirandino tuvo porcentaje de victorias de .532, sólo por debajo de Carlos García y Alfredo Pedrique, y tres veces estuvo a un triunfo de meterse en semifinal.
La única tristeza posiblemente sea ese ganado que se le escapó. Puede que a su roster le faltara experiencia para completar la tarea. Pues bien, parte de esa experiencia tan necesaria acaban de recabarla en esta intentona.
Es posible que a partir de octubre puedan ir un poco más lejos. Pero será necesario que Blanco se incorpore más temprano. Y tener paciencia.
Porque aunque el público asistió con más frecuencia a las tribunas, apenas está empezando la reconstrucción.
Publicado en El Naiconal, el miércoles 13 de enero de 2015.