Un doble de Ronny Cedeño en el undécimo episodio, junto a otra cosecha improductiva de la ofensiva del Caracas, le dio este miércoles el triunfo a la nave, 2 carreras por 1, dejando la serie entre ambos 3-1, a punto de mate
Por Ignacio Serrano
El Nacional
El pitcheo del Magallanes volvió a ganarle al bateo de Caracas. Por eso, luego de cuatro encuentros, la nave se prepara para tratar de zarpar hoy rumbo a la semifinal, en caso de sumar una victoria más.
El Nacional
El pitcheo del Magallanes volvió a ganarle al bateo de Caracas. Por eso, luego de cuatro encuentros, la nave se prepara para tratar de zarpar hoy rumbo a la semifinal, en caso de sumar una victoria más.
Un tubey sortario de Ronny Cedeño, una bala sobre la raya del right, cuando estaba en cuenta de dos strikes y dos outs, en el undécimo inning, llevó al home del Universitario la carrera de la diferencia en el trabado duelo de anoche entre los Eternos Rivales, poniendo arriba a los bucaneros en la serie de playoff, 3 victorias por 1, tras someter nuevamente los bates capitalinos esta vez con marcador de 2 rayitas a 1.
“Tuvimos la oportunidad de ganar 4 por 1 en nueve entradas y no supimos aprovechar”, lamentó su colega Alfredo Pedrique.
Los Leones hicieron lo más difícil: levantar el resultado ante un bullpen que se ha ganado con buenas razones la reputación de ser el más afilado de esta postemporada.
El dominicano Joely Rodríguez llegaba al Universitario con la duda de lo desconocido. Jamás había lanzado en Venezuela y salió entre los aplausos de la tribuna derecha, nada menos que como el primer pitcher turco con un juego de siete ponches en toda la campaña, desde octubre hasta enero.
“Nos dio lo que necesitábamos”, apuntó satisfecho García. “Pudo llevar el juego hasta el sexto inning, para entregarle la bola al bullpen”.
Rodríguez no fue un lanzador perfecto. Permitió tres hits en los primeros dos innings y en total dio dos boletos, un pelotazo y tiró un wild. Pero las veces que tuvo gente en posición de anotar, antes de ser relevado, supo afincarse.
“En realidad, nosotros supimos hacer que subiera la pelota”, intervino Pedrique. “Nunca tiró el slider en strike, siempre abajo y afuera. Pero hubo ansiedad en el home, se hizo swing a pitcheos malos y así desaprovechamos las oportunidades”.
Joe Gardner, el rival de Rodríguez, pareció menos dominante, más por falta de garbo que por inefectividad. Se enfrentó al mínimo en tres de los cinco episodios que recorrió, pero su pecado fue el bolazo que le dio a Jesús Sucre, para embasar la que eventualmente sería la primera carrera visitante, que vino luego por hit de Ezequiel Carrera, un toque de Luis Rodríguez y un sacrifly de Alex Romero.
A partir de allí, los managers trocaron en cirujanos, mientras Brock Stassi salvaba a los anfitriones con un fildeo de cabeza en el left y Mario Lissón hacía lo propio en la inicial, en episodios diferentes.
El empate llegó justo después de la zambullida de Lissón. Fue inesperado para la nave, porque ocurrió ante el seguro Deolis Guerra. Alex González soltó un cohete y Jesús Galindo, que corrió por él, se robó segunda. Entonces Danry Vásquez emergió por Anderson De La Rosa y tronó el sencillo al right que igualó la pizarra.
Los melenudos demostraron que sus relevistas tampoco son mancos, mientras García contenía a sus rivales con cinco brazos diferentes para exprimir ocho outs y darle la pelota a Jean Machí en el noveno y a Hassán Pena en el décimo.
Contra Pena, de nuevo falló el remolque felino. De nada sirvió embasarle a tres hombres en los dos episodios. Magallanes, en cambio, cuando pudo, no perdonó.
“Luchamos todo el tiempo, nunca nos entregamos, y eso debe servirnos de motivación para salir a ganar (hoy)”, expresó Pedrique.
“Esto no ha terminado. Todavía hay que ganar otro más”, le dio García la razón.
Publicado en El Nacional, el jueves 7 de enero de 2016.