El Emergente
Por Ignacio Serrano
Carlos González y Carlos Carrasco comparten el nombre y la buena reputación de ser dos tipos de cuidado en los diamantes.
González es un bateador temible. Ya no roba bases, pero acaba de sonar 40 jonrones por primera vez y guarda en casa una corona de bateo de la Liga Nacional.
Carrasco es un pitcher dominante. Viene de su primera temporada sobre 200 ponches propinados y es miembro estable de la rotación de su equipo.
Ambos tienen contratos millonarios y garantizados, el zuliano hasta 2017 y el larense hasta 2019. Y con el dinero que están pagando hoy en las Grandes Ligas, sus convenios no resultan excesivos.
Llama la atención que, siendo así como se cuenta, los dos sean también los peloteros venezolanos sobre quienes se han leído más rumores de posibles cambios en lo que va de mercado invernal.
Sorprende menos en el caso de CarGo. Es verdad que viene de una de sus mejores cosechas, pero los Rockies necesitan hacer algo para recomponer ese pitcheo, si algún día esperan volver a competir en el oeste de la Nacional. Y puesto que les sobra bateo —tienen incluso otro a slugger de 40 cuadrangulares en Nolan Arenado—, lo lógico es ofrecer alguno de sus pesos pesados para traer lanzadores de peso.
La salida de Troy Tulowitzki a los Azulejos, meses atrás, añade razón a quienes ven inevitable que el nativo de Maracaibo terminará en otra divisa. Y es aún más comprensible si se añade que al entregar a González para conseguir un sólido serpentinero, entregarán también el contrato más caro en la organización, lo que le dará mayor flexibilidad financiera a la gerencia.
Está bien. Pero ¿por qué Carrasco se ve hermanado con él en los rumores? ¿No le firmaron por cuatro años más esta misma zafra, a un relativamente módico precio?
Los Indios no han hablado públicamente del tema. Han sido versiones coladas en la prensa, incluso en julio pasado y nuevamente ahora. Y es muy raro, tratándose de una divisa que pretende competir en 2016 y que tiene una rotación bastante sólida en sus bases principales, el barquisimetano incluido.
Algún analista llegó a asomar, hace un par de semanas, que Cleveland estaba dispuesto a escuchar ofertas por “el ganador del próximo premio Cy Young”. ¿Cómo? Así de grandes son las expectativas que algunos tienen con Carrasco.
No es exageración. Aunque cerró con marca de 14-12 y 3.63 de efectividad, cifras positivas, pero más o menos pedestres, tuvo números periféricos que entusiasman.
Guillotinó a 10,6 rivales por cada nueve entradas. Sólo entregó 2,1 boletos en ese mismo trecho y en total repartió 5,02 ponchetes por cada pasaporte.
Únicamente le golpearon 18 jonrones, a razón de 0,9 por cada nueve episodios, y dejó una excelente relación de 1,93 roletazos por cada elevado, lo que le ubicó entre los mejores 25 monticulistas de las mayores y en el décimo lugar de la Americana en ese apartado.
Quizás sea cuestión de contar con otra defensiva por detrás. Tal vez un cambio de aires le dé también una mejor ofensiva como apoyo. Pero algo sí parece claro, al repasar esos guarismos: no está exagerando quien especule con una candidatura de Carrasco al Cy Young en 2016. Parece tener las herramientas y estar en el momento para intentarlo.
Habrá que ver si le toca con este o con otro uniforme.
Publicado en El Nacional, el domingo 13 de diciembre de 2015.