El Emergente
Por Ignacio Serrano
Henderson Álvarez fue el pitcher número uno en la rotación de los Marlins en 2014 y la primera parte de 2015. Cerró su penúltima temporada en las Grandes Ligas con un juego sin hits ni carreras. Fue uno de los líderes de la Liga Nacional en efectividad, cuando estuvo sano, y tiene 25 años de edad.
¿Por qué los Marlins habrían de dejarle en libertad? ¿No deberían, más bien, buscar el modo de amarrarle a largo plazo, comprando este y también su último año de arbitraje, 2017?
¿No es Álvarez una pieza con la cual construir un equipo competitivo a largo plazo?
Todo varió hace seis meses, aproximadamente. La primera lesión en el hombro sufrida por el carabobeño, a poco de haber empezado la campaña, fue el preludio de una mala racha llena de inconvenientes físicos, en la que ha ocurrido una serie de malos augurios.
El codo, el antebrazo, el hombro de Álvarez han sido foco de dolores. Apenas pudo hacer cuatro apariciones y lanzar 22.1 innings en 2016. Un reporte de prensa, no desmentido por el equipo, aseguró que el venezolano ha lanzado en los últimos años a pesar de sufrir un desgarre parcial de un ligamento, lo que le llevaría al quirófano para la cirugía Tommy John, en caso de agravarse.
El derecho se ha rehabilitado en los últimos meses y las cosas van bien, ha dicho. Pero también ha apuntado que quizás no esté listo para reaparecer en abril, incluso mayo. Quizás podría ser parte de la rotación en los últimos tres o cuatro meses, y no necesariamente al tope desde el primer día.
En este marco, la gerencia de los peces llegó al día de tomar decisiones, entre ir con él al arbitraje o verle marcharse como agente libre.
Ya sabemos que fue puesto en libertad. Y esa fue, en cierto modo, una decisión coherente con el historial de esa organización.
Álvarez ganó 4 millones de dólares en 2015. Le tocaba un aumento de salario, aunque no haya podido estar sano la mayor parte del tiempo. En teoría, y dependiendo de las propuestas que pudieron haber puesto ambas partes sobre la mesa, habría recibido un salario de entre 4 y 5 millones de dólares para el torneo venidero.
Dejarle ir no tiene costo inmediato. Simplemente le dieron su carta de libertad. El tiempo dirá si perdieron un gran lanzador o se ahorraron un buen dinero.
Porque Álvarez no estará al tope de sus condiciones antes de junio o julio, inclusive si regresa en mayo. Va a necesitar un tiempo adicional para fortalecer el brazo y afilar sus condiciones. Así que Miami posiblemente pensó: ¿vale la pena invertir unos 5 millones de dólares por tres meses del criollo? Y eso, sin descartar una recaída.
La decisión de los Marlins se parece mucho a la que tomaron en marzo los Rockies, cuando dejaron ir a Jhoulys Chacín. Esa vez, Colorado tuvo razón. En lugar de pagarle 5,5 millones de dólares este año, rompieron lazos en marzo y sólo le pagaron 1,35 millones.
La apuesta con Chacín funcionó para los rocosos. El zuliano no pudo mostrarse arriba y en buenas condiciones antes de septiembre. Los cálculos de la gerencia estaban en lo cierto.
¿Será también el caso de Álvarez? Sin duda que había un doble riesgo. El riesgo de firmarlo y que no pudiera responder, y el riesgo de dejarle ir y verle florecer en otra organización.
Ahora es agente libre. Le toca demostrar que los Marlins no tenían la razón.
Publicado en El Nacional, el viernes 4 de diciembre de 2015.