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Jesús Montero, Seattle y la peor ofensiva del beisbol

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El Emergente
Por Ignacio Serrano

Jesús Montero
La ofensiva de los Marineros es una lágrima. Un lamento, una prueba de que la gerencia ha hecho mal las cosas y no encuentra el modo de salir del hueco.

Félix Hernández volvió a sufrirlo el domingo. Dejó en una carrera durante 6.0 innings a los Yanquis y se fue sin decisión. Tiene 1.04 de efectividad en sus últimas cuatro salidas, a pesar de lo cual únicamente ha sumado una victoria en ese lapso.

El venezolano no se quejó, cuando fue acicateado por los medios de comunicación. “Así es el beisbol”, dijo. “A veces permites 9 carreras y tus bateadores hacen 10”, agregó. “Estoy contento con mi ofensiva, con todos, no sólo con Nelson Cruz”, subrayó.

El Rey Félix fue políticamente correcto. No pateas a tus compañeros de causa. Ya llegará el día en que te ayuden, o el día en que un fallo propio sea la causa de la derrota. Maestra vida, camarada.

El problema es que nada parece solucionar la sequía de Seattle. Tiene el peor average colectivo de la Liga Americana, con .235, y el peor promedio de embasado, con .295. Su lamentable OPS grupal de .675 es 25 puntos por debajo del promedio de la liga. O como lo expresa de otro modo el OPS ajustado, es 8 por ciento inferior a la media.

El gerente general Jeff Zduriencik ha hecho los movimientos macro. La rotación es estable, Hernández está firmado a largo plazo, sumó en años consecutivos a Robinson Canó y Nelson Cruz, los dos mejores bates disponibles en el mercado de agentes libres.

El problema está en la carpintería. Los detalles pequeños que permiten competir, por ejemplo, a los Rays, los Reales o los Yanquis. La estructura del bullpen. El resto del lineup, más allá del tercero y cuarto bates.

Una de esas pequeñas decisiones fue la demora que tuvo en subir a Jesús Montero y el poco tiempo arriba que le dio, a pesar del buen desempeño que tuvo el carabobeño.

Montero estaba castigando el pitcheo en triple A y finalmente fue llamado la semana pasada. Sólo le dieron 15 viajes al plato. En ese brevísimo lapso, bateó para .300 y se embasó en 7 ocasiones.

Logan Morrison es el inicialista de los acuáticos. Batea para .225/.297/.378. Sus 12 jonrones sirven para enmascarar sus otras carencias.

Mark Trumbo, traído de Arizona para ayudar como designado, batea para .219/.252/.298, un fraude estadístico sin atenuantes.

¿Es lógico, en esas circunstancias, dejar ir a Montero, enviarle a triple A, verle batear extrabases en las menores, en lugar de usar su habilidad en el equipo grande?

Es cierto que el nativo de Guacara se portó mal en 2014. Llegó al spring training pasado de peso, no pareció estar afectado por eso, peleó con un scout y terminó suspendido sin salario por el equipo.

Fue un año para el olvido. Pero Montero ha dado muestras de haber cambiado. Su estupenda forma física en los últimos entrenamientos, sus adecuadas declaraciones al ser bajado, su desempeño en triple A. Todo ha sido correcto esta vez. ¿Qué esperan los Marineros?

El ex prospecto criollo no es la razón por la que los Marineros viven su trance actual. Pero es un símbolo. Una muestra de incapacidad para resolver el gran problema de la divisa: su imposibilidad para hacer más carreras que los contrarios y salir de los últimos lugares.

Publicado en El Nacional, el martes 21 de julio de 2015.

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