El Emergente
Por Ignacio Serrano
Aquellos Rojos de los años 70 se ganaron el apodo de Gran Maquinaria porque todo el mundo hacía la jugada conveniente. Porque contaba con guantes excepcionales y una ofensiva demoledora, que iba de Pete Rose a Johnny Bench, pasando por George Foster, Ken Griffey Sr., Tany Pérez y uno de los peloteros más completos en la historia de las Grandes Ligas, aunque pocos lo mencionen como tal: Joe Morgan.
Aquellos Rojos tenían a David Concepción en el short. Varios inmortales, Bench incluido, han dicho que el venezolano era “el pegamento que mantenía unidas las piezas de la maquinaria”. No tiene una placa en Cooperstown porque este mundo no es perfecto.
Ver jugar a ese equipo proporcionaba un placer que iba más allá de los fanatismos. Ha debido ser así con los Yanquis de Nueva York de los años 50 o con los Atléticos de Filadelfia de la década de los 30.
De vez en cuando aparece una divisa que causa ese mismo placer, porque actúa como máquina y ejecuta, una y otra vez. Así son estos Reales de Kansas City.
También tienen a un venezolano en las paradas cortas, Alcides Escobar. También tienen a uno de los mejores catchers de su generación, Salvador Pérez. Cuentan con una dinámica línea central, potenciada por la sorprendente madurez del ex magallanero Lorenzo Cain, donde sólo echamos en falta al camarero Omar Infante, fuera por lesión en un año signado para él por los problemas físicos, de principio a fin.
Este equipo entusiasma, porque combina algunos buenos abridores con un bullpen superlativo y una defensa de aplauso. Es uno de los clubes que más carreras evita a sus rivales, gracias al alcance y eficacia de Escobar, Cain, Pérez, Alex Gordon. Gracias a prácticamente cada integrante de la divisa.
Es una organización bien conducida. Se trajo a Alcides y a Cain en el cambio por Zack Greinke, cuando todavía no era tiempo de invertir a corto plazo, sino a futuro. Se trajo a Edinson Vólquez cuando quiso dar el paso que faltaba, antes de esta campaña. Se trajo a Johnny Cueto y a Ben Zobrist a mitad de campeonato, cuando era obvio que requerían unas pocas armas más para pensar en arrasar.
El equipo más ganador de la Liga Americana, justo campeón frente a los Azulejos, es una curiosa mezcla de un gerente con vocación por el escauteo, Dayton Moore, y un manager más que convencional, Ned Yost, con un propietario entusiasmado por el nuevo análisis, David Glass, que ha invertido miles de dólares en un departamento de sabermetría con brillantes egresados de Columbia, Notre Dame y Yale.
Los monarcas son una máquina. No tienen el mejor lineup del beisbol, pero hacen daño. Su primer bate no toma boletos, pero se las arregla para que casi nadie lo note. Está poblado de nombres sin sex appeal beisbolero, como Mike Moustakas, Kendrys Morales o Eric Hosmer, cuya buena producción ofensiva palidece ante su brillante defensa de la inicial, otra de las razones que hacen lucir a ese pitcheo mucho mejor de lo que ya es.
Este duelo con los Mets de Nueva York promete buen beisbol, por la calidad de los brazos que llevan los metropolitanos al clásico de otoño.
No será fácil para ellos. Estos Reales saben jugar, son la maquinaria de estos últimos tiempos y quieren ganar el único juego que les faltó el año pasado: el decisivo de la Serie Mundial.
Publicado en El Nacional, el domingo 25 de octubre de 2015.