El Emergente
Por Ignacio Serrano
¿Cuándo recibirá Alcides Escobar el Guante de Oro que tanto merece? Posiblemente sea este año, en noviembre, cuando se repartan los premios de esta temporada que ya casi finaliza.
Será justicia. Escobar es uno de los mejores shortstops de las Grandes Ligas y posiblemente el más elegante y espectacular hoy.
Su compatriota Elvis Andrus le llega a más pelotas, aunque ambos comparten capacidad atlética. El de los Reales es más seguro, más consistente que aquel.
El dueto de analistas que sigue noche a noche los encuentros de los Reales no dejó de gritar su asombro a lo largo del campeonato regular. “Otra más de Escobar”. “Es un mago”. “Espectacular”. Agotaron los adjetivos y los lugares comunes en 2015.
Lo que se haya dicho sobre la defensa del varguense palidece ante la fiesta que están haciendo en Kansas City con el desempeño del paracorto en estos playoffs.
El lunes largó cuatro hits. El martes empujó tres carreras, con dos imparables y dos elevados. Amaneció el miércoles con .600 de average. Le han dado pelotazos y él sigue bateando. No importa si tratan de lanzarle en las esquinas.
Escobar se encendió en el mejor momento. Ojalá le dure hasta la Serie Mundial. Él, como todo bateador sin rigurosa disciplina en el plato, es susceptible de sufrir drásticos bajones después de momentos de euforia con el madero. Este mismo año pasó por eso, después del Juego de Estrellas.
Tales slumps, cuando ocurren, se deben en buena medida a que el nativo de La Sabana es un primer bate atípico. Sí, es veloz. Ha robado más de 30 almohadillas en dos campañas. Y sí, ha ido reduciendo poco a poco la frecuencia de los ponches. Pero no basta.
Escobar no es un primer bate ideal, sino uno enchapado a la antigua, como Luis Aparicio, también paracorto, también rápido con las piernas y también indisciplinado en el home.
El zuliano casi gana el premio al Jugador Más Valioso en 1959, a pesar de tener un promedio de embasado de .316 puntos. ¡Su OBP de por vida fue de .311 apenas! Pero eran otros tiempos.
Hoy es recomendable que quien abra la alineación sea capaz de ponerse en circulación alrededor del 40 por ciento de las veces que va al plato, para aumentar la posibilidad de hacer carreras.
¿Qué importa?, parece contestar el manager Ned Yost, al igual que hacía Jeff Bannister, piloto de los Rangers, cuando colocaba a Andrus y su slugging de .357 en el quinto o sexto turno, pese a que esa cifra dice, claramente, que el aragüeño no da muchos extrabases.
Yost y Kansas City tienen un equipo que gana a pesar de esas cosas, porque cuenta con abridores eficaces, un bullpen excepcional y una defensa que hace lucir mucho mejor a ese pitcheo. Es un equipo atlético, ágil, aguerrido, que da gusto ver.
Escobar ha florecido en ese panorama. No viene de su mejor cosecha. Su average cayó a .257, debido al slump veraniego, y sólo robó 17 sacos, con un OBP de .293 que mejor estaría en el octavo peldaño.
Ese mismo bateador acaba de convertirse en el primer abridor del lineup en la historia de los playoffs con imparables en su primer turno de los primeros cuatro juegos de una serie. Sí, es un récord rebuscado. Pero también es una muestra del gran momento que vive este atípico protagonista de la postemporada, este primer bate a contrapelo, este inminente Guante de Oro.
Publicado en El Nacional, el jueves 23 de octubre de 2015.