Félix Olivo, agente del lanzador zurdo, describió cómo fue el proceso para el exitoso regreso de su pupilo. Fueron 15 meses de rehabilitación física y esfuerzos, después de serle reconstruido al pitcher el codo izquierdo
La mayoría de los lanzadores llegan a las Grandes Ligas después de cumplir los 23 años de edad. Pero a los 23, Martín Pérez ya estaba en su tercera temporada, lideraba la rotación de los Rangers y vivía dos acontecimientos de importancia capital.
En mayo de 2014 lanzó dos blanqueos consecutivos. Nadie, ni siquiera Nolan Ryan, había hecho algo así en la historia de la franquicia. Y ese mismo mes, sintió el dolor que afecta a quienes sufren la desgarradura del tendón colateral ulnar del codo.
Pérez estaba en su mejor momento, convertido en el as que esperaban los texanos, cuando recibió una de las peores noticias que pueden darle a un lanzador: debería pasar por el quirófano y perder un año de acción. Debía someterse a la cirugía Tommy John.
“No se desalentó”, recuerda Félix Olivo, su agente, quien ha acompañado al zurdo desde su salto al profesional. “Todo lo contrario. Decidió que era mejor dar ese paso ahora, y no después. Lo tomó con gran profesionalismo y nunca bajó la cabeza”.
El zurdo portugueseño retornó, finalmente, luego de 15 meses fuera. El viernes reapareció, con 5.0 innings frente a los Astros. Le hicieron tres carreras y perdió. Pero eso es accesorio. Lo importante es que el antiguo prospecto número uno de los vigilantes está de vuelta.
“Fue un proceso bastante largo”, recordó Olivo. “Trabajó duro en Texas, luego lo hizo en las instalaciones del Magallanes, siguió en Arlington (a comienzos de 2015), con los trainers de Grandes Ligas y luego en Arizona. Fueron muchos meses de esfuerzo y sacrificios, pero comprendiendo que podría regresar más fuerte que en años anteriores”.
La Tommy John no es una sentencia. Muchos la han superado, para recorrer la mejor parte de sus carreras, como Aníbal Sánchez y Víctor Zambrano, el primer venezolano que se sometió a esa operación.
La espera y la duda pueden causar zozobra, sin embargo. Incluso un retorno saludable no garantiza recuperar el estatus perdido; los equipos siguen su rumbo y buscan opciones, como le pasó a Rafael Betancourt, que ya no es el cerrador de los Rockies, sino el setup.
La juventud ayuda. Y Pérez, en los hechos, es un afortunado: no perdió una zafra completa y se siente fuerte, otra vez.
“Los resultados están allí”, expresó Olivo. “En su rehabilitación en las menores consiguió 25 ponches y apenas dio 3 boletos. Estamos muy contentos”.
También lo está el manager Jeff Bannister. Luego del encuentro contra Houston, hizo un balance optimista: “Lanzó bien. Mostró buen ángulo y buen movimiento en su recta. Llegó a 94 (millas por hora). Dejó algunos pitcheos allí, pero su curva estuvo afilada”.
“Esto me dice que ya puedo competir aquí”, replicó Pérez. “Puedo hacer el trabajo. Fue una gran noche”.
El primer lanzador de los Rangers con dos blanqueos consecutivos está de vuelta a las mayores y sus aptitudes de nuevo despiertan grandes expectativas.
“De Martín espero dos cosas”, concluyó Olivo. “Que un día sea el ganador de un Cy Young, porque tiene cómo hacerlo, y que lance un juego perfecto en la gran carpa. Puede lograr ambas cosas, y sé que algún día así pasará”.
El dato:
Martín Pérez llegó a las mayores como el prospecto número uno de Texas
Publicado en El Nacional, el domingo 19 de julio de 2015.