El Emergente
Por Ignacio Serrano
El fuerte slide de Utley contra Rubén Tejada, a quien fracturó y sacó de acción hasta el año próximo, ha sido motivo de discusión entre los amantes del beisbol desde que este episodio marcó las series divisionales en las Grandes Ligas.
Pongamos a un lado la embestida y recordemos qué hizo el corredor.
Utley atropelló al panameño, sin tocar la almohadilla, se paró y trotó al dugout. Luego, cuando el umpire a cargo de la repetición determinó que Tejada no había tocado la base, Utley regresó a la intermedia, sentenciado safe.
Esto comenta la regla 7.06 (a): “Cualquier corredor después de haber llegado a primera base, que deja la línea de bases y se dirige a su dugout o a su posición, creyendo que ya ha descontinuado toda acción de juego, puede ser declarado out, si el umpire juzga que el acto del corredor puede ser considerado como total abandono de sus esfuerzos por seguir corriendo las bases”.
A Utley le tocaba quedarse en el cojín, esperando. No lo hizo. Nunca tocó. Se marchó. Abandonó. Por ello, es out.
Lo demás es una discusión innecesaria. ¿Que si el corredor estaba rompiendo el dobleplay? ¿Que si debemos proteger al fildeador? ¿Que si el beisbol romántico está en riesgo? ¿Que si los peloteros no son meros gladiadores, sino personas?
Hace un par de temporadas se creó una novedosa regla para cuidar a los catchers. La delicada fractura que sufrió Buster Posey en una violenta colisión movió a la reflexión en la oficina del comisionado Bud Selig.
Hubo protestas. La norma no gustó a los propios caretas, a muchos peloteros, a buena parte de la prensa y de la afición. Abundaron las situaciones confusas, en la primera campaña en que se aplicó.
“Si alguien entiende esa regla, que me la explique”, se quejó en su momento Miguel Montero, palabras más, palabras menos.
Los profetas del desastre se equivocaron, conforme fue quedando claro a jugadores y umpires cómo debía aplicarse. No se perdió espectacularidad. Por el contrario, pasamos de las colisiones violentas a ver cómo los corredores hacen un arte del deslizamiento en el home. La forma cómo aterrizó en el plato Rougned Odor, hace unas tres noches, es ejemplo claro de ello.
El martes, Jorge Soler envió un cañonazo desde el right, buscando enfriar a un corredor en la goma. Montero, que ya tiene claro cómo aplicar la normativa, recibió justo delante del pentágono y con agilidad volteó para lograr el out. Un espectacular, lucido out. No hizo falta el choque para disfrutar de una buena jugada.
Ya vendrá la regla Chase Utley, como crearon para la receptoría la regla Buster Posey. Pero ojo, aquí como allá, basta con la ley de Perogrullo. Basta con aplicar la letra escrita.
A todos nos enseñaron, siendo niños, a tratar de romper el dobleplay. Es una conducta tan vieja como el beisbol.
Pero también sabemos que un corredor que se sale de la línea de carrera es out. O como dice la dice la regla 7.06 (b), para ser más específicos: es out “el corredor que intencionalmente interfiera con una bola tirada; o estorbe a un fildeador que está intentando hacer una jugada”.
El santo código beisbolero también habla de aplicar castigo a los corredores que de manera “maliciosa” (y es esa la palabra que se repite varias veces en el texto) actúe contra la pelota o los fildeadores.
Así que bastará con aplicar la ley, lo que hasta ahora, para perjuicio de muchos infielders, no se ha hecho. Puesto que esa ley ya existe, no hay mucho más que discutir.
Publicado en El Nacional, el jueves 15 de octubre de 2015.