Por Pablo Ocariz
Mariano Rivera es el mejor cerrador en la historia del beisbol. Eso no es argumentable. No hay ninguna categoría en la que él no sea el mejor. Es el líder en juegos salvados de todos los tiempos, tiene una efectividad que empieza con el número 2, ganó 5 campeonatos, entró al Salon de la Fama por unanimidad y, simplemente, es Mariano.
¿Pero quién es el segundo mejor? ¿Quién es el mejor ser humano que ha trabajado como cerrador, dado a que Mariano era un extraterrestre? Capaz es Dennis Eckersley, el único pitcher relevista en ganar un MVP. ¿No te parece? Bueno, quizás te gusta Billy Wagner, el hombre que tiene el segundo mejor WAR para apagafuegos y las estadísticas más similares a las de Mariano (en términos de efectividad y WHIP). ¿Tampoco?
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¿Porque no el Kid Rodríguez? ¿Cómo es posible que alguien con su curriculum, el líder en juegos salvados en una temporada, nunca está incluido en este debate?
Rodríguez tiene más rescates en su carrera que Eckersley, Wagner, Rich Gossage o Joe Nathan, está en un grupo que representa el 1 por ciento superior entre todos los bomberos en la HISTORIA del deporte en términos de WAR y REW (una métrica que calcula las carreras salvadas en términos de juegos ganados). Y el número de cerradores supera los 1.600. Es probablemente el mejor ponchador, o segundo detrás del gran Billy Wagner, y tuvo posiblemente la mejor temporada para un pitcher de sus características, la del año 2004. Y que no se nos olvide su campaña en los playoffs de 2002, en la que ganó 5 juegos, récord en una postemporada hasta hoy en día (empatado el año pasado por Stephen Strasburg). Y ganó la Serie Mundial.
Este es el primero de varios artículos en los que voy a usar el nuevo análisis estadístico y anécdotas de la increíble carrera del Kid para plantear mi argumento: Francisco Rodríguez es el segundo mejor cerrador en la historia del beisbol. Espero que me acompañen en esta aventura hacia el país de las estadísticas.
EL VALOR DE UN JUGADOR
Vamos a hablar sobre el valor de un jugador. En específico, vamos a hablar sobre el valor de un pitcher de relevo. La más famosa estadística de valor es el WAR (o juegos ganados por encima del remplazo). Por si no saben, y créanme que esto será mucho más sabermetrico que el simple WAR, es una estadística que evalúa todas las contribuciones de un jugador (para bateadores esto significa fildeando, bateando, corriendo, y para los monticulistas esto significa lanzar y batear). Ese aporte se compara con un teórico jugador de reemplazo, alguien que un club pudiera promover de las Menores en su misma posición.
Es fama que el WAR devalúa las contribuciones de los apagafuegos, en gran parte porque no suman muchos innings. Por eso es que también quiero introducir aquí una estadística menos conocida, el REW (o carreras salvadas traducidas en victorias). Es una métrica rara, porque es completamente dependiente del contexto en el que se está jugando. Es una gran herramienta para evaluar el valor de los taponeros, porque mientras el WAR considera que un out en el segundo inning, con el juego 9-0, es igual a uno en el noveno acto, con el duelo empatado, el REW entiende que una de estas cosas es más valiosa que la otra.
Ya que saben lo que ambas estadísticas significan, les quiero enseñar un gráfico:
Este gráfico utiliza ambas estadísticas para ubicar a todos los taponeros en la historia (son más o menos 8.000). Las líneas negras muestran el 1 por ciento superior en cada caso.
Nota al margen: el punto vastamente superior a todos los demás, el punto que deja a todos los otros como puntos de niños, ese es Mariano. Espero que entiendan que absolutamente nadie se le compara. Nadie. Ninguno. Si alguien se merecía entrar al Salón de la Fama por unanimidad, era el. Nadie está ni siquiera en su planeta.
Solo 7 seres humanos están por encima de ambas líneas, simultáneamente.
El primero, obvio, es Mariano Rivera. Porque es Mariano Rivera. No necesita más explicación. Está tan por encima y tan lejos que necesita binoculares para ver a los demás hacia abajo.
Después está Goose Gossage, quien sería primero en ambas categorías, y por bastante, si no fuese por… bueno ustedes saben por qué no es el primero. Con sus estadísticas, no tiene mucho sentido que le tomara 9 años para entrar a Cooperstown, pero el beisbol es una locura.
Después vienen cuatro tipos que están más o menos al mismo nivel: Billy Wagner, Joe Nathan, Lee Smith y Trevor Hoffman.
Wagner debería tener números totales mucho mejores, pudiera estar por encima de Gossage y todo, pero las lesiones se comieron su carrera. Sus números por temporada y por cada 9 innings son una locura. Wagner se merece entrar al Salón de la Fama, especialmente dado que todos los demás relevistas de su nivel ya entraron.
Smith y Hoffman fueron ambos excelentes, consiguieron su placa de bronce y a ninguno les pasó algo particularmente notable. Nathan todavia no ha entrado al pabellón de los inmortales, se retiró en el 2016 y no es elegible todavía. Pero él, bueno, fue muy aburrido también.
Nota al margen: si tengo que mencionar algo en particular sobre estos tres, no sé, diría que Smith quedó segundo en la votación por el Cy Young en 1991; que Hoffman lanzó hasta los 42 y que Nathan finalizó décimo segundo por el MVP en una oportunidad. Eso es todo, la verdad. ¡Qué emoción! (Estoy siendo irónico, sí).
EL SÉPTIMO EN EL CLUB
Antes de que les diga quién es el último de los siete privilegiados (aunque probablemente pueden adivinarlo, dado el nombre del artículo), debo primero hablar de algunos tipos que por muy poco no llegaron a la lista.
Eckersley probablemente estuviese si hubiera pasado más tiempo como relevista. Rollie Fingers y Jonathan Papelbon tienen suficiente WAR para ser parte del grupo, pero todavía les falta bastante REW, así que, mala suerte, no están en la lista.
El pitcher que se acercó más que nadie, sin poder entrar, es Tom Henke, quien APENAS no entra, faltándole 0.3 en términos de REW. Henke tuvo una gran carrera, y fue uno de los pioneros de la posición del cerrador. Quedó en el top 20 de votos para MVP dos veces. Fue un muy, muy buen cerrador. Probablemente se merecía estar en la votación para el Salón de la Fama en más de un año. Fue un muy, muy bueno. Pero al parecer no lo suficiente para los cronistas de baseball de Estados Unidos. Ni para nuestra lista tampoco. Ah, qué importa, los números son los números. Mala suerte. Así es la vida.
Ahora sí, el séptimo tipo que sí hizo parte de la lista. Lo sé, era un poco obvio, y no se los debía esconder tanto, pero nos divertimos ¿no? Bueno, sí, probablemente lo adivinaron: es Aroldis Chapman.
Mentira, es el Kid Rodríguez.
El Kid literalmente está justo por encima en la línea del WAR y apenas 0.3 por encima de la línea de REW. Pero no importa si apenas lo hizo por poco, porque lo hizo.
Estar en esta lista es algo increíble. Todos estos tipos se retiraron como a los 40 años de edad y el Kid tenía 34.
Ha habido más o menos 8 mil apagafuegos en la historia de este deporte. Y solo seis más pudieron hacer lo que hizo el Kid. SEIS. SIX. SECHS.
Eckersley no lo hizo. Fingers no lo hizo. Chapman, Henke, Papelbon, ninguno de estos lo pudieron hacer. Y el Kid Rodríguez lo hizo.
Seis tipos. Por favor, piensen en eso. El beisbol de Grandes Ligas ha existido durante 150 años, y los bomberos han existido por más o menos durante 100 de esos 150. Y únicamente seis personas en ese siglo pudieron hacer lo que hizo el Kid. No me importa si entró en la lista por poco. La realidad es que entró. Y punto.
Esta grupo de 6, más Eckersley —que estaría si no hubiese sido abridor durante gran parte de su carrera—, va a ser la lista que voy a usar para evaluar al Kid Rodríguez a través de los siguientes artículos. Espero que me acompañen en esta aventura sabermétrica para intentar responder la pregunta que da título a este artículo: ¿por qué no el Kid?